1. Barranco de Araujo
Nos encontramos en el Barranco de Araujo, el principal obstáculo natural que dividía el conjunto histórico hasta los años 60.
Desde la fundación de La Orotava, el barranco fue una de sus principales fuentes de riqueza. El agua corría por él durante todo el año y se aprovechaba para los regadíos de la zona. Con las canalizaciones actuales, es difícil imaginar la cantidad de agua que discurría por él, pero en algunas crecidas suponía un gran peligro. En una de estas crecidas sucedió una de las tragedias más recordadas. A finales del siglo XIX, en una casa colindante al barranco vivía una sirvienta cubana que era muy apreciada en el pueblo por ser muy cantarina. Sus melodías cubanas suponían una auténtica novedad en La Orotava de aquel entonces. Un buen día mientras lavaba la ropa, una crecida de agua la arrastró barranco abajo acabando con su vida. Actualmente, el riesgo de crecidas se ha minimizado con la canalización y domiciliación del agua y solo ante lluvias intensas corre agua abundantemente por su cauce.
Continuemos barranco abajo hasta encontrar, a la izquierda, uno de los callejones con más encanto de La Orotava: la calle Ascanio. Atravesemos este callejón hasta llegar a la calle Tomás Zerolo, una de las arterias principales de La Villa, conocida también como Calle del Agua. Allí nos encontraremos con las viviendas señoriales que abundan en esta calle. Dirijámonos un poco más abajo, a la casa Prieto Mendoza en el número 22.