8. Iglesia de la Concepción
Desde esta plaza podemos disfrutar del mejor punto de vista de la fachada de la Concepción. Desde la conquista, a finales del siglo XV existió en este lugar una pequeña iglesia. Una segunda fue construida en el siglo XVI en el mismo punto y finalmente, tras los terremotos de Güímar en el siglo XVIII, se construyó el actual edificio que ostenta la categoría de Monumento Nacional.
La fachada es una de las portadas barrocas más interesantes de cuantas existen en Canarias. Detengámonos un momento a contemplar el exterior de esta iglesia. Fíjate en la fachada curva que divide las tres naves del templo y la elegante portada en piedra. Las torres del campanario y el reloj se elevan en segundo término. Este conjunto de fachada y torres marca la verticalidad del templo, proyectando en nosotros la sensación de rotundidad y elevación. A esta verticalidad se le suma la sensación de movimiento con la cornisa serpenteante y la curva que forma las tres naves. Otro elemento más acentúa la sensación de movimiento, inquietud y desasosiego: las impresionantes gárgolas influenciadas por los bestiarios medievales y la escultura aborigen americana.
Pasemos al interior para observar la cúpula sobre tambor. Esta proporciona la luz tamizada que sugiere quietud y equilibrio, en contraposición simbólica al movimiento y el desasosiego exterior. Acércate a apreciar los detalles de los grandes retablos barrocos de madera labrada y el rico tabérnáculo de mármol de escuela italiana en el altar mayor.
En la Iglesia de la Concepción encontraremos numerosas obras de arte: pinturas, esculturas, textiles y muestras de orfebrería. Si lo deseas, puedes visitar el museo “El Tesoro de la Concepción” ubicado en el interior del templo.
Quedémonos unos instantes más para descubrir los símbolos que se ocultan entre sus muros. Acércate a las dos columnas centrales más próximas al altar mayor. En ellas encontrarás paneles de relieve con simbología oculta. En la columna de la derecha vemos la Escalera de Jacob, que simboliza el ascenso de los ángeles al cielo o el ascenso a la virtud masónica. Sobre ella hay un triángulo con un ojo central que representa el Delta Luminoso: el símbolo de Dios y del Conocimiento. En la columna izquierda, semioculto bajo el púlpito de mármol, hallamos esta misma figura pero invertida, y en el panel lateral, el sol y la luna que flanquean una platanera. El sol y la luna aluden al alfa y el omega, principio y fin.
Esta simbología es común al cristianismo y la masonería, por lo que existe un permanente debate sobre su procedencia. Aunque la Iglesia condenó la Masonería desde su aparición, no resultaba incompatible ostentar la condición de masón con profesar la fe cristiana. La masonería considera a Dios como Arquitecto del Universo pero su confianza en la ciencia y en la investigación provocó recelos en la iglesia, que rápidamente les acusó de estar vinculados al satanismo. En La Orotava de finales del siglo XVIII, la inmensa mayoría de los miembros de la logia local eran católicos practicantes y además algunos intervinieron en las obras del templo.
Salgamos ahora y caminemos hacia la parte trasera de la Iglesia. Subamos por la calle Colegio hacia los siguientes puntos de nuestra visita. Nada más empezar a subir a mano izquierda encontraremos la Casa Monteverde. Cruza la calle para encontrar el siguiente indicativo de ruta.