Ruta de los Dragos de la Villa de La Orotava

El Gigante de Arautava.

Desde que se tiene memoria histórica, el Drago de La Orotava ha sido entre los de su especie, el más célebre y admirado de todos los tiempos, conocido como el Drago de Franchy porque se encontraba en el magnífico jardín que poseía esa familia en la Villa de La Orotava. Según la tradición, este imponente drago fue un árbol sagrado para los guanches, que se reunían en consejo o tagoror bajo su espléndida copa para promulgar leyes, administrar justicia y coronar al Mencey de Taoro, cuando éste moría. Durante la ceremonia de coronación el nuevo mencey besaba un hueso de su antepasado más remoto mientras repetía “Agoñe Yacaron Yñatzahaña Chacoñamet” (juro por tus huesos el día en que te hiciste grande). En 1496, junto a él, se ofició una misa para conmemorar la definitiva conquista de la isla y sirvió como punto de referencia en el reparto de tierras entre los conquistadores.

 Mucho se ha escrito sobre la edad del histórico drago. Algunos autores de siglos pasados (Humboldt, Piazzi-Smyth, que instaló el primer telescopio en El Teide a mediados del siglo XIX, etc.), le atribuyeron varios miles de años pero, aunque nunca lo sabremos con certeza, no cabe duda que superó con creces el milenio. A mediados del siglo XVIII su altura era de unos 20 metros y el perímetro de su base rondaba los 25. El tronco se iba estrechando hacia arriba hasta los 6 metros de altura, donde se dividía en doce grandes ramas. Su circunferencia era de unos 14 metros y su peso debió ser algo más de 200 toneladas, como el peso de 40 elefantes adultos. En su copa se había construido una amplia plataforma de madera a la cual se accedía por una cómoda escalera exterior.

Con el paso del tiempo, el Gigante de Arautava se convirtió en una especie de oráculo meteorológico para los campesinos de la comarca ya que, según una antigua creencia, si se observa el lado por dónde florece, se puede predecir cómo vendrá el próximo año. Si lo hace por el norte o noroeste el año será lluvioso en esas vertientes, si florece por todos lados lloverá abundantemente, pero si lo hace por el sur o el este el año será seco y por tanto, malo para las cosechas.

Durante la Ilustración su fama se extendió por los círculos intelectuales europeos y muchos ilustres viajeros que visitaron La Orotava tuvieron la oportunidad de admirarlo en pleno apogeo. Ledrú, Stauton, Humboldt, D´Ozonne, Viera y Clavijo o Agustín de Bethencourt pudieron estudiarlo y medirlo y gracias a sus descripciones y dibujos disponemos de valiosa información sobre este Gigante.

El magnífico jardín en que se encontraba estaba diseñado al estilo francés, con paseos rectilíneos delimitados por setos de arrayanes, rosales, jazmines, limoneros y naranjeros, laureles, aceviños, viñátigos, entre los que sobresalía un magnífico ejemplar de palmera canaria, conocida como la “Palma de la Conquista”, en alusión a su edad y altura (30 metros), visible desde todos los rincones del Valle de La Orotava.

En el Escudo de Armas de la Villa de La Orotava, concedido por el rey Alfonso XIII el 15 de febrero de 1905, su elemento central lo ocupa un drago, en representación del frondoso y corpulento árbol que nos ocupa, además de cuatro manzanas guardadas por dos dragones, a imitación de las manzanas de oro que se hallaban en el Jardín de las Hespérides, del que nos habla la mitología y la corona de los Reyes Católicos.

La noche del 21 de julio de 1819, un cruento huracán derribó más de la mitad de su copa, sobreviviendo solamente cinco ramas. El último científico que lo vio con vida fue el zoólogo y médico alemán Ernst Häckel en 1866. Un año después, el 7 de marzo de 1867, un fuerte vendaval lo derribó definitivamente. ¡Una de las grandes maravillas de la Naturaleza, el Drago del Jardín de Franchy, el Gigante de Arautava, el más hermoso de cuántos hay en las islas, y quizás en todo el globo, había muerto!

Actualmente en el mismo jardín y en su lugar, se encuentra un joven drago que crecerá y que permitirá escribir nuevas crónicas sobre los árboles del Valle de La Orotava. Casa de Franchy.

Ruta de los Dragos en la Villa de La Orotava:

2.- Casa del Drago.

Drago centenario de gran interés botánico que da nombre a este conjunto arquitectónico de estilo tradicional. Se trata de un ejemplar al que los expertos calculan más de dos siglos de vida – tal vez el más anciano de los que perviven en La Orotava- y cuyo estado de salud puede considerarse como más que aceptable.

Dirección: calle La Candelaria. Candelaria del Lomo.

  

3.- Drago de la Hijuela del Botánico.

Tras el derribo del convento clariso de San José en torno a 1868, el espacio ocupado por las huertas del mismo, fue reconvertido en jardín-vivero del Jardín Botánico de La Orotava. En 1888 se decidió delimitar el recinto mientras que, en los inicios del siglo XX, le fue colocada una verja de forja de diseño ecléctico, de la que sobresale la puerta de acceso desde donde se observa el magnífico ejemplar de drago situado en la entrada del jardín.

Hijuela del Botánico.

4.- Jardines bajo el puente de la Carrera del Escultor Estévez. El Bosquito de Dragos.

En los años sesenta del siglo XX, el sector que se extiende desde la calle Calvario hasta la de la Carrera a través de la Plaza de la Constitución, conoció una profunda transformación con la construcción del popular puente que conectaría ambas calles. El acentuado desnivel existente entre la Plaza y la calle Rosales dio lugar a la creación de los jardines municipales con varios ejemplares de dragos.

Puente Escultor Estévez.

5.- Drago del Paseo Domínguez Alfonso.

Está considerado uno de los más bellos de La Orotava, debido a su porte bien estructurado y en equilibrio. Aparentemente está sano, ya que no presenta cicatrices. Se ubica en la trasera de las edificaciones situadas al norte. Este paseo, en su mitad, está arbolado con la conífera conocida como “araucaria”, embelleciéndolo con sus robustas pirámides arbóreas.

Paseo Domínguez Alfonso.

6.- Drago Calle Cólogan.

Inmueble que tiene adosada a su fachada, en su puerta principal, una plataforma de piedra, continuada con una escalera, particularidad que le ha conferido el nombre popular de “casa de los escalones”. En su jardín existe un magnífico ejemplar de drago que también puede observarse desde la calle Viera y aquí también existió un singular castaño que, según Viera y Clavijo, databa de la conquista y que derribó un huracán en 1953.

Calle Cólogan.

7.- Plaza y Jardines de San Francisco. Dragos.

Tras el incendio que destruyó el antiguo convento de San Lorenzo en 1801 se eligió trazar un espacio triangular adaptado a las edificaciones existentes, cuya propuesta de arbolado y embellecimiento vendría dada por la iniciativa de un ilustre vecino de esta zona, Antonio Lugo y Massieu, conocido por su fomento de la naturaleza. Hasta los años 40 del siglo XX, la plaza no fue más que una explanada de tierra donde tenía lugar cada año la feria de ganado, durante la celebración de las Fiestas Patronales. Fue entonces cuando la plaza fue reordenada y planificada con la colocación de pavimento y la delimitación de las parcelas ajardinadas en las que se plantaron varias especies autóctonas.

Calle de San Francisco.

8.- Drago de La Mocana.

            Se encuentra en la zona de La Mocana, junto al Barranco de San Antonio. La rama norte fue desgajada por un rayo, lo que le da un aspecto descompensado, aunque el entorno agrícola, las viviendas cercanas y las huertas en que se encuentra atraen la atención y le crean un cuadro muy vistoso.

Barranco de San Antonio.

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9.- Drago del Rincón.

            En la zona agrícola del Rincón se encuentra este raro ejemplar de drago que parece esculpido por el viento alisio, al encontrarse en una ladera de difícil acceso y con bastante inclinación.

Cada uno con su historia particular, con su memoria histórica y en el corazón de su Valle… Y por encima de ellos El Padre Teide ofreciéndoles su cobijo. ¡Un conjunto digno de disfrutar que causa admiración por su longevidad y belleza!