Bandera Oficial de la Villa de La Orotava
La Bandera Oficial de la Villa de La Orotava en procedimiento iniciado por este Excmo. Ayuntamiento, una vez cumplido con todo el procedimiento legal, de exposición pública y aprobación de la Comisión Heráldica de la Comunidad Autónoma de Canarias; la Bandera Oficial de la Villa de La Orotava fue aprobada por Orden de 2 de agosto de 2013 de la Consejería de Presidencia, Justicia e Igualdad del Gobierno de Canarias (BOC de 9 de agosto de 2013).
Paño blanco rectangular de tafetán, raso o fibra sintética, cuya longitud es de 2:3 (una vez y media más largo que ancho). En medio del paño debe situarse el escudo de armas como carga cuya descripción es la siguiente:
De oro, un drago en su color. Bordura de gules con cuatro manzanas de oro, una en el eje, otra en la punta y una a cada lado. Dos dragones de sinople linguados en gules como soportes. Al timbre, corona real abierta.
Escudo Heráldico Institucional de la Villa de La Orotava
En la sociedad actual estamos acostumbrados a señalar todo tipo de instituciones a través de signos o emblemas. Las nuevas corrientes del diseño gráfico han generado toda una serie de logotipos, que incluso en algunos casos, han relevado, en cierta medida, el pale de los escudos institucionales.
La ciencia que estudia la representación gráfica de las personas, linajes y entidades en un escudo o blasón por medio de piezas, figuras y esmaltes se denomina Heráldica (el nacimiento de la heráldica data del siglo XII). Los escudos de armas de municipales tienen su origen sobre los siglos XIII al XIV, bien por concesión Real o bien por institución directa de los ayuntamientos.
El Escudo Heráldico Institucional municipal de la Villa de La Orotava fue concedido por S.M. El Rey Alfonso XIII el 15 de febrero de 1905.
De forma extractada: El escudo es fondo de oro, sobre el mismo hay un drago cuya copa es de color verde,"famoso árbol frondoso que existió en estos lugares cuando fue conquistado por Alonso Fernández de Lugo" ; rodea a la parte interior una bordura o faja de color gules o rojo, y sobre esta faja se hallan cuatro manzanas de oro "referidas a los cuatro municipios que en aquellos años 1904-1905 constituían el Valle de La Orotava". Los dragones que rodean el escudo son verdes "mención especial merecen estos dragones en el escudo institucional, que lo hace singular, al menos dentro del contexto de las Islas Canarias. Se trata de figuras mitológicas, estos dragones, pintados de perfil, tienen la cabeza de águila, el cuerpo y la cola de cocodrilo, y las alas de murciélago, la boca abierta con la lengua fuera y ésta en forma de dardo; representados con el cuerpo completo y su simbolismo dentro de la heráldica son el cuidado y la vigilancia más exquisitos". Resumiendo, cuatro manzanas custodiadas en este Jardín de Las Hespérides, del que nos habla la mitología, por dos dragones.
Por ello, nuestros antepasados escogieron estos símbolos para representar la protección que la Corona ejercía sobre esta Villa.
En el escudo institucional de la Villa de La Orotava, la corona de los Reyes Católicos, monarcas que incorporaron a sus extensos dominios estos pedazos de tierra. Los soportes de la corona y la parte que figura metálica de la misma son de oro. La parte interior de la corona es de color gules o rojo al igual que la bordura o faja.
En la sesión plenaria del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, celebrada el 30 de marzo de 1905, se establecía "Visto el escudo de armas que concedió a esta Villa, S.M. El Rey Alfonso XIII, con fecha de 15 de febrero último, sello 610 y registrado al folio 23.
Sin lugar a dudas, pocos municipios tienen tan arraigado su escudo como el de La Orotava. Al margen de sus usos institucionales, se ha convertido en un símbolo absoluto de esta Villa, siendo representado en todos sus acontecimientos más relevantes.
Con más de un siglo de historia. Durante este tiempo ha sido respetado por todos los acontecimientos políticos que sacudieron el siglo XX. Como institución municipal, a este Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava en este siglo XXI, le toca velar por su permanencia como parte indiscutible de nuestra historia.