El Consistorio prevé ampliar los recursos técnicos de la oficina municipal de patrimonio para mejorar el servicio de asesoramiento
El concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de La Orotava, Narciso Pérez, destaca que, desde comienzos del pasado año hasta la actualidad, ha aumentado de forma considerable el interés por la adquisición y posterior restauración de inmuebles del conjunto histórico de La Orotava. Tal es así, que en estos momentos se han presentado en el ayuntamiento un total de 12 Planes Directores de Restauración y 14 Planes Directores de Rehabilitación. De estos 26, unos 11 ya se encuentran aprobados y algunos incluso con obras de ejecución, mientras que el resto está en fase de tramitación. “Estos datos son visibles con un simple paseo por diferentes calles del centro en las que ya se puede contemplar edificios que han recuperado su esplendor, no sólo en sus fachadas, sino también en restauraciones integrales de todos sus elementos”, subraya Pérez.
El ayuntamiento de La Orotava, a través de su concejalía de Patrimonio Histórico, ofrece asesoramiento a los propietarios de los inmuebles mediante la figura del técnico municipal del departamento, facilitando la documentación a presentar, criterios a seguir, etc. Una labor que se ve reforzada con el papel que ha jugado en estos años el Consejo Municipal de Patrimonio Histórico de La Orotava, órgano asesor que valora e informa todas las iniciativas presentadas. “El Consistorio—anuncia Narciso Pérez— trabaja en la idea de ampliar la oficina municipal de patrimonio en cuanto a recursos técnicos, para mejorar este servicio de asesoramiento”.
Desde que se entró en vigor el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico en el año 2010, el objetivo principal era trabajar por la protección del legado patrimonial que supone este conjunto, al tiempo de habilitar herramientas que permitieran su rehabilitación conforme a parámetros de cuidado y conservación del patrimonio. De esta forma, se creaban las figuras de los Planes Directores de los inmuebles que estaban catalogados, una herramienta que permite a los propietarios definir las actuaciones y recibir su visto bueno como paso previo a los proyectos. “Lo que a priori pudiera parecer una traba administrativa, con el paso del tiempo, se ha demostrado que es una herramienta eficaz que ha permitido la puesta en valor de numerosos inmuebles”, subrayó Pérez.
Pérez valora que “la restauración de estos inmuebles son el mejor balance que se puede hacer de un Plan de Protección de un Conjunto Histórico, sobre el que habrá que seguir trabajando con la implicación de todos los grupos políticos, colectivos y los propios ciudadanos, destacando los propietarios de los inmuebles, pues son ellos, en definitiva, quienes nos permiten a los demás que se pueda seguir disfrutando de este legado histórico”.
CONJUNTO HISTÓRICO
El Conjunto Histórico de La Orotava es uno de los más importantes y mejor conservados del Archipiélago. El 10 de diciembre de 1976 y mediante R. D. 3.302/76, la Villa fue declarada Conjunto Histórico Artístico. No obstante, la declaración no incluía ni la descripción gráfica y escrita ni el perímetro de protección. Ante tal situación y en cumplimiento de las determinaciones previstas en la Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias, el 22 de febrero de 2005 y mediante Decreto 22/2005 del Gobierno de Canarias, se aprobó la delimitación del entorno de protección del Bien de Interés Cultural (BIC) bajo la categoría de Conjunto Histórico a favor de la Villa de La Orotava.
El primitivo lugar de asentamiento poblacional que hoy conocemos como La Orotava, formaba parte del antiguo Menceyato de Taoro, uno de los nueve reinos aborígenes en que se encontraba dividida Tenerife hasta 1496. A partir de entonces, el conquistador Alonso Fernández de Lugo inició el reparto de tierras y aguas entre los beneficiarios de la Conquista. A partir de ese momento comienza a gestarse la imagen urbana de La Orotava que alcanzará su definición durante el siglo XVII, siglo de esplendor de la localidad. Una imagen urbana marcada por las características topográficas de la zona, singularizadas por el acentuado desnivel del terreno, así como por la presencia de un verdadero eje vertebrador de la primigenia trama urbana como era la acequia que conducía el agua desde las zonas altas hasta las tierras bajas de cultivo, atravesando el núcleo poblacional de sur a norte. Ese eje estaba definido por una serie de industrias productivas como los citados aserraderos, los ingenios azucareros y, sobre todo, por doce molinos hidráulicos de los que en la actualidad subsisten diez. Sobre este espacio se fundaron durante los siglos XVI y XVII ermitas y conventos vinculados a las familias terratenientes. El núcleo poblacional de La Orotava fue creciendo hacia el sur, donde se encontraban los terrenos menos aptos para el cultivo, en torno al sector que en la actualidad se conoce como Villa de Arriba o barrio de El Farrobo.
Este crecimiento que experimentó La Orotava en su conjunto se debió en gran medida a la prosperidad generada por la exportación de vinos, lo que propició el progresivo enriquecimiento de la oligarquía local, que alcanzó un alto grado de influencia socioeconómica dentro del panorama insular. La principal consecuencia de ello fue la declaración de La Orotava como Villa exenta (28 de noviembre de 1648). Desde aquel momento La Orotava logró la independencia judicial (hasta la fecha dependía de La Laguna).
Si el siglo XVII fue un momento de esplendor para la Villa, la siguiente centuria se marcó por el declive económico y social, debido sobre todo a la crisis en el sector de los viñedos. La situación económica no varió básicamente hasta el segundo tercio del siglo XIX cuando diferentes acontecimientos como la introducción del monocultivo de la cochinilla o la desamortización, mejoraron de manera sensible el negativo panorama en el que se había visto inmersa La Orotava. En el último tercio del siglo XIX, se introduce un nuevo cultivo de exportación como fue el del plátano, que desembocó en un nuevo período de auge económico para La Orotava hasta las primeras décadas del XX. La boyante situación se vio rápidamente refrendada en la reforma urbana que experimentó el municipio durante aquellos años, donde la introducción del lenguaje ecléctico modificó ostensiblemente la imagen de una arquitectura hasta entonces dominada por el componente mudejarista. Fueron, así, muchos los edificios dieciochescos enmascarados por pantallas eclécticas en sus fachadas; y algunas vías importantes variaron casi por completo su fisonomía como la calle Carrera del Escultor Estévez.
A partir de los años 60 del pasado siglo, crece el sector servicios y de la construcción, vinculados a la industria turística. No obstante, el auge del turismo no representó la transformación de la tradicional imagen urbana de La Orotava, como sí sucedió en otros municipios cercanos. Este hecho ha favorecido en gran medida, la pervivencia de uno de los Conjuntos Históricos mejor conservados de Canarias.
Su riqueza arquitectónica, artística y ambiental generaron que, en 1964, la Villa fuera incluida en el Inventario de Protección del Patrimonio Cultural Europeo. La Orotava, en virtud de ese reconocimiento internacional, figura desde entonces entre las ciudades de mayor interés histórico, arquitectónico y urbanístico. Sigue manteniendo su esplendor y esa capacidad de impacto visual que no deja indiferente a nadie.