El sello editorial "Ediciones Pinolere", del colectivo cultural de La Orotava, sirve de soporte para la edición de un nuevo volumen, el número tres, titulado "La evolución histórica de los molinos de agua de La Orotava", del Doctor en Historia y profesor titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna Don Manuel Hernández González.
El histórico molino de gofio "La Máquina", de La Orotava, sirvió de escenario para la presentación a los medios de comunicación de esta nueva obra etnohistórica del prolífico investigador orotavense.
Esta obra sale a la calle gracias al concurso de varias instituciones públicas: Dirección General del Libro Archivo y Bibliotecas del Gobierno de Canarias y al Ayuntamiento de la Villa de La Orotava; así como la propia Asociación Cultural Pinolere.
El acto de presentación contó con la presencia, además del autor de la obra, con Rafael C. Gómez León, director técnico de la Asociación "Pinolere. Proyecto Cultural" y coordinador del proyecto educativo "Caminando hacia Canarias" y con Francisco Linares García, primer teniente Alcalde y Concejal de Educación y Cultura del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava
"La evolución histórica de los molinos de agua de La Orotava" realiza un recorrido histórico por los emblemáticos molinos de agua de la Villa de La Orotava. A través de trece capítulos que conforman la obra, el profesor analiza los diferentes avatares por los que han tenido que atravesar este conjunto de construcciones; joyas del patrimonio industrial hidráulico, único en Canarias.
Una de las aportaciones quizás más destacadas, según Rafael Gómez, es la de documentar y argumentar la presencia de trece molinos y no once como hasta hace poco se citaba en numerosas publicaciones. La presencia en la parte más alta de la empinada orografía del Valle de La Orotava provocó la construcción de dos molinos más, concretamente en el Camino de La Sierra y un segundo, junto a la ermita de Santa Catalina; ambos hoy desaparecidos junto a un tercero que existió en la Casa de la familia "Brier".
La necesidad de aprovechar los nacientes de agua, abundantes manantiales que siglos anteriores a la conquista fueron calificados como el "Gran Río de Taoro" por su caudal, generó la necesidad de canalizar la misma para servir ésta a los ingenios azucareros y a los molinos de agua de la Villa; así como a los lavaderos y abrevaderos y la Tenería, topónimo que aún se conserva en la zona junto a la Casa Lercaro y que curtía hasta el siglo XIX las pieles.
Hay que destacar las sucesivas transformaciones que estas construcciones van soportando a lo largo del devenir de los siglos. Los cubos de madera, ante la perdida constante de agua, requieren una nueva estructura en el siglo XVIII; esta vez de argamasa, algo más costosa económicamente debido a que el Valle carece de cal para su construcción.
Los molinos de agua de La Orotava estuvieron en activo hasta 1961, fecha en que se eliminó su conducción tradicional en atarjeas de madera y dejan de tener como fuerza motriz al agua, obligando a los molineros de esta década a transformar totalmente sus instalaciones, unos y desaparecer otros.
En definitiva, en este libro --comenta el profesor--, se aborda la evolución social, cultural y urbana de un elemento central en la alimentación de los canarios como fue el del gofio con sus molinos que en el caso de la villa emplearon el agua como energía. Manuel Hernández González ha publicado más de cincuenta libros y múltiples ediciones tanto de temas americanos como de la cultura canaria. En esta misma colección se publicó "La artesanía Canaria en América".
Un nuevo reto, un nuevo objetivo de la Asociación Cultural Pinolere, que se traduce con esta nueva aportación editorial que nos va a permitir conocer parte de los avatares históricos de esta joya de la arquitectura hidráulica en Canarias, los Molinos de agua de la Villa de La Orotava.