El Ayuntamiento rindió un merecido homenaje póstumo a d. Máximo Martín Martín (1910-1981) como reconocimiento institucional a su labor profesional y social en el municipio de La Orotava. La propuesta, presentada inicialmente al Consistorio villero por el exeurodiputado Isidoro Sánchez en representación de familiares y amigos del doctor, fue valorada primero en la Comisión Informativa de Cultura y luego, el 24 de abril de este año, se aprobó por unanimidad por el pleno de la corporación municipal.
El acto, que tuvo lugar el pasado jueves 28 de junio junto a la casa que fue su residencia en la Calle Hermano Apolinar, esquina con San Francisco (actual edificio donde se encuentra Canaragua), fue presidido por el alcalde Isaac Valencia y otros miembros de la corporación local, y contó también con sus cinco hijos, familiares, Isidoro Sánchez y vecinos en general. En la fachada del inmueble se colocó una placa de bronce en su memoria, y en la que se le destaca por su labor como médico ejemplar y director del hospital de la Santísima Trinidad y Asilo de Ancianos. El acto fue sencillo, pero entrañable para todos los presentes.
Máximo Martín Martín nació en 1910 en San Andrés y Sauces (La Palma) y cursó sus estudios de en la Laguna, Salamanca y Madrid. Se afincó en la Villa de la Orotava en 1933, después de su licenciatura en Medicina, y contrajo matrimonio con Nieves Lugo-Viña y Benítez de Lugo, hija de otro ilustre palmero, Antonio Lugo-Viña y Massieu. Fruto de este matrimonio son sus cinco hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel Ángel. Y en aquella fecha comienza su andadura como médico y es nombrado Director de la Casa de Socorro que se localizaba en el inmueble del Hospital de la Santísima Trinidad y en 1936 abre consulta en la calle San Juan, nº 10 (clínica Nuestra Señora de las Nieves). Fue la primera clínica privada del norte de Tenerife. Su existencia hizo posible que muchísimos enfermos y familiares no tuvieran que trasladarse a las de Santa Cruz por lo que supuso comodidad y ahorro para la gente de la zona. Allí se practicaba tanto la medicina como la cirugía, maternidad, etc., Los grandes conocimientos médicos de don Máximo. Especialista también en niños, hicieron posible dos cosas de extraordinaria repercusión: el descenso de mortalidad infantil y los nuevos métodos de tratamiento domiciliario de la tuberculosis. Fue un antes y un después para el municipio. Todavía viven muchas personas que pueden dar testimonio de ello.
Durante la guerra civil y hasta 1944 ejerció como alférez medico en el cuartel de San Agustín de esta Villa, situado frente a la casa de la calle Calvario. Finalizado su compromiso militar es nombrado Director del Hospital de la Santísima Trinidad y Asilo de Ancianos de la Orotava, donde desarrolló una encomiable labor profesional. Después de muchos años de trabajo incansable en esta institución propone al Cabildo de Tenerife, por motivos de salud, que le sustituya su médico personal, amigo y colaborador, el doctor Buenaventura Machado Melián.
Los mejores testigos de su labor son las Hermanas de la Caridad de la época y los descendientes de las personas atendidas allí. En el entorno de la Plaza de San Francisco se vivió un ambiente médico - sanitario que formó parte de la historia de esta Villa: las consultas de los doctores don Domingo González, Don Máximo Martín y Don Buenaventura Machado, y en medio, la farmacia de Don Carlos Domínguez. En aquella época lo más duro para don Máximo fue la enfermedad y muerte de su esposa, el 14 de octubre de 1958, doña Nieves Lugo, quien fue su mano derecha en la consulta, además de centro y vida de toda la familia. Desde ese momento, y también debido a su salud, renunció a la dirección del Hospital y dejó de hacer visitas a domicilio. Posteriormente contrajo matrimonio en segunda nupcias con doña Victoria Machado.
Y falleció, a los 71 años, en junio de 1981. De su vida y obra ya está casi todo escrito, pero cabe destacar su ejemplar dedicación a los demás, su fuerte personalidad con gran espíritu humanitario, su profesionalidad y su solidaridad. Isidoro Sánchez durante su intervención apuntó que "tenía una manera de dar ánimo, trasmitir ilusión por la vida, paz y serenidad. Siempre tenía la palabra adecuada para cada persona y situación". Así, concluyó diciendo "creo que la Villa de La Orotava con este acto de hoy, puede sentirse satisfecha y orgullosa de haber tenido en su historia a un médico ejemplar como don Máximo Martin y Martin".