La Ruta Tesoros Conventuales, del Museo Sacro, permite recomponer una parte de la historia de la Villa de La Orotava a través de los vestigios, curiosidades y dulces de los principales conventos de los siglos XVI y XVII.
La Ruta Tesoros Conventuales, organizada por el Museo Sacro de La Concepción el pasado viernes, permite recomponer una parte de la historia de la Villa de La Orotava a través de los vestigios, curiosidades y dulces de los principales conventos de la Villa en los siglos XVI y XVII. Un paseo por secretos de conventos y templos religiosos en los que, aún hoy, es posible contemplar un torno para abandonar bebés, los balazos de los militares en el techo de una iglesia que se usó como barracón, la impresionante escalera de piedra del primer convento del municipio, un Cristo que ha sobrevivido a tres incendios o los restos de una excepcional portada de piedra, ahora repartida por varios emplazamientos.
Adolfo Padrón y Natalia Álvarez son los guías de esta ruta, que se repetirá en verano. Ellos son los encargados de introducir a los asistentes en un evocador paseo por la historia y el arte, plagado de curiosidades. Como la portada de cantería del antiguo convento de San Agustín y sus tres relieves, de los que dos son de mármol y otro, aunque parece que es del mismo material, en realidad es madera pintada; un camarín donde se oculta una escultura de Santiago "matamoros", o los escasos restos del convento de San Lorenzo, de 1519, que Viera y Clavijo definió como "El Escorial de Canarias": una escalera, varios arcos y un pilar inserto en un muro.
Un paseo que permite sorprenderse con la historia de las monjas del convento de San Nicolás, que obligaron a los jesuitas a abandonar su casa para "ocuparla" tras un incendio que las dejó en la calle, o recomponer, pieza a pieza, un rompecabezas histórico que mezcla imaginería, bienes muebles y elementos arquitectónicos que salieron de conventos para terminar en templos, casas o cementerios de la Villa. Una ruta que acaba con el sabor de los alfeñiques de San Nicolás que elaboraban aquellas monjas.
Balazos en el techo de la iglesia
En los techos de la iglesia de San Agustín, que fue usada como barracón para soldados a principios del siglo XX, aún pueden verse impactos de bala junto a la virgen.
Un torno para abandonar bebés
En el antiguo hospital de San Francisco todavía puede verse el torno que usaban las familias sin recursos para abandonar a los llamados bebés "expósitos".
Fuente: eldia.es // Raúl Sánchez