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18 Sep. 2013

La Coral del Liceo de Taoro dejó el listón bien alto en Sevilla

El 11 de septiembre de este 2013, la Coral Polifónica del Liceo de Taoro marchaba a Sevilla. Se trataba de un viaje esperado con entusiasmo.

Lo hacía, desbordante de ilusión, con las alforjas llenas de objetivos y del trabajo realizado, y con el fin de dejar nuestro pabellón tan alto como fuéramos capaces de conseguir. Por unos días, en algunas de las más importantes Hermandades sevillanas y ante sus bellísimas imágenes, se elevaría el acento de  voces  canarias.

Los deberes estaban hechos y conscientes de nuestra responsabilidad, intentaríamos  dar lo mejor de nuestro quehacer musical bajo el nombre de nuestro Liceo de Taoro.  Tras un viaje cordial que presagiaba la alegría y el bienestar, que luego nos acompañaría durante toda la estancia, en la preciosa ciudad andaluza, pronto estuvimos instalados.
 
Y resultó que la compensación moral, espiritual y humana, fue altísima y disfrutamos lo impensable ante tanta belleza arquitectónica, tanta historia y tradición, pero sobre todo, tanta cordialidad y calor humano como recibimos. Ante esa calidez, no nos importaron los 36º de temperatura; fueron muchos más en nuestro interior cuando nuestras voces hicieron vibrar a los participantes en los actos religiosos y acudieron en nuestra busca para felicitarnos o darnos las gracias por la emoción y la  belleza de lo que habíamos interpretado. Nosotros también las dimos y mucho, por el cariño recibido y las muchas deferencias de los cofrades de las distintas Hermandades que tan atentamente nos acogieron, haciéndonos partícipes de sus tesoros y su historia religiosa, de su pasión por su Cristo del Gran Poder, por su Esperanza Macarena, o por su Virgen de la Amargura. Todos ellos nos llegaron al corazón y fue esa fuerza espiritual la que inspiró la mejor expresión en nuestro canto. Les damos las gracias por compartir con nosotros sus valores más preciados y más preciosos, y además la oportunidad de recibir la Indulgencia Plenaria concedida por el Santo Padre en el Año Jubilar Macareno.

Después de ver esos Pasos y esos Tronos, que los costaleros están deseando cargar y que es como echarse el mundo a hombros, nuestra admiración y respeto ha crecido más si cabe.
Así, el entusiasmo y la alegría con que nos preparábamos para ir a una actuación se transformaba en satisfacción al término de la misma y con las ganas de apurar esa energía positiva, nos perdíamos por las calles y callejones de la Sevilla  Histórica y auténtica en buscas del “pescaíto  frito” y la cervecita fría, que al final, era la excusa perfecta para compartir, comentar y reír por cualquier cosa, de un día perfecto.

Hubo sin duda un director musical, nuestro director, Javier Quintero, que supo sacar lo mejor de nosotros mismos y también como compañero, dirigió y potenció la armonía del grupo que en todo momento fue ideal.

Nos trajimos pues los mejores recuerdos, y vivencias entre las que no olvidamos la visita a la Casa de Santa Ángela de la Cruz, el cariño y la ternura con la que sus Hermanas nos abrieron las puertas y el corazón para mostrarnos su casa y compartir con nosotros una Eucaristía rebosante de humildad y devoción que nos ganó a todos.
   
Volvimos moral y realmente pagados por el afecto y el disfrute, y deseando volver para repetir la experiencia.
A todos los que hicieron posible este viaje y realizaron los contactos oportunos, gracias.