Las instalaciones del Liceo Taoro sirven de escenario, el 24 de noviembre, para el acto central del Encuentro Nacional del juego del palo canario, donde participan jugadores provenientes de casi todas las islas del Archipiélago.
Desde Fuerteventura vendrá el Club-Escuela Puerto Cabras, el Club-Escuela Dunas de Corralejo, el Club-Escuela Huriamen de Villaverde y el Club-Escuela Sorinque de Gran Tarajal; desde Lanzarote el Club-Escuela Titerogakaet; desde Gran Canaria el Club-Escuela Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Club-Grupo Leña Buena La ldea; desde La Palma el Club-Escuela Galguén y, por Tenerife, estarán presentes El Club-Escuela Acosta de Los Campitos, el Club-Escuela Acosta Garimba, el Club-Grupo de Arafo y el anfitrión Club-Escuela Tagoror Chiregua de La Orotava.
Esta edición del Encuentro Nacional de juego del palo canario presenta un cariz particular que llena de orgullo a toda la familia de jugadores y técnicos de la Federación de juego del palo canario (Fejupal): son 20 años ininterrumpidos de enseñanza y práctica delpalo canario en el estilo Déniz en La Orotava, producto de la iniciativa y tesón que los miembros del Tagoror Chiregua han mantenido a lo largo de esos años.
Fue en el año 1992 cuando un reducido número de amigos del Valle de La Orotava, ávidos por escudriñar en los entresijos de la cultura tradicional canaria, contactaron con Eduardo Marrero Marrero con la intención de iniciarse en el juego del palo canario, en el estilo Déniz.
Eduardo se había iniciado de muy jovencito, a principios de los años 80, recibiendo clases de discípulos directos de Tomás Déniz y miembros de la Escuela de Juego del Palo de La Laguna. Posteriormente también recibió clases de otros discípulos del viejo maestro, en esta ocasión en el Centro Universitario de Palo Canario, en La Laguna. A partir de 1984 se dedicó a impartir clases en diversos colegios de La Orotava, gracias a lo cual parte de la población de esta Villa tuvo conocimiento de esta práctica canaria. Por tanto, hoy es la gran fiesta del Palo, en La Orotava.
Fuente: Diario de Avisos