La historia eléctrica de la Orotava

17/11/2014

La electricidad en La Orotava tiene su origen en el aprovechamiento de las aguas nacidas en la cuenca de Aguamansa por encima de los mil metros de altitud y conducidas en canales hasta la Villa hasta cotas alrededor de los cuatrocientos metros.

Primero fue en 1894, cuando se instaló en Hacienda Perdida, cerca de Barroso, una planta minicentral hidroeléctrica por parte de la empresa Sociedad Eléctrica Orotava (SEO), promovida por Ricardo Ruiz Aguilar, y que aprovechó las aguas contratadas con el Heredamiento de La Orotava.

De la inauguración de la electricidad generada en la planta de Hacienda Perdida o Planta Vieja, el semanario Diario de Tenerife, en su edición del 8 de diciembre de 1894 publicó un telegrama recibido el día 2 del citado mes firmado por Zerolo, residente en La Orotava, que decía textualmente:

Director Diario de Tenerife: Anoche, como te anuncié, se efectuó la inauguración oficial del alumbrado público de este Villa por medio de la electricidad, con éxito completo. Muchas casa particulares, además, lucían sus instalaciones interiores. La que ocupa con sus oficinas la Sociedad Eléctrica de este Valle, estaba profundamente iluminada. Desde temprano han sido de notar las expansiones de entusiasmo en todas las clases de la población. Una ligera lluvia ha contenido algo, sin embargo, las manifestaciones populares, pero no ha impedido que una banda de música recorriera las calles tocando alegres aires. Celebróse un banquete en el que, reinando gran satisfacción y alegría, se pronunciaron muchos brindis por el éxito de la empresa, por el progreso realizado en la Villa, por la estrecha unión de todos los pueblos de esta isla, y por la prosperidad y el engrandecimiento de esa capital, de la isla de Tenerife y de todo el Archipiélago.

A partir de 1929, el Ayuntamiento de la Orotava municipalizó el servicio eléctrico (SEM) e inauguró en 1935 una segunda planta hidroeléctrica en la zona de La Abejera, en los altos del municipio, aprovechando la gestión política de la corporación republicana iniciada en 1931 y un mayor salto hidráulico con aguas del Heredamiento, y más tarde, de otras comunidades de aguas que las habían alumbrado mediante galerías, como sucedió con el caso de "El Moral " y "Salto de los Helechos".

En los dos casos, plantas de Hacienda Perdida y La Abejera, las aguas caían en desnivel desde una altura relativamente considerable mediante una tubería de carga y la fuerza del agua, tal como recuerda el profesor Juan J. Martínez Sánchez en su libro sobre La Orotava del siglo XIX, actúa sobre unas palas o álabes que hacían girar una turbina, que varía de tipo en función de la altura del salto y de la masa de agua, pero en nuestros casos siempre del tipo Pelton. A su vez transformaban esa fuerza del agua en energía mecánica por medio de un eje hasta alcanzar un alternador que a su vez devenía en energía eléctrica. Una vez producida la electricidad en el grupo de la central o planta, la electricidad se transportaba por cables de cobre y postes a los lugares o puntos de consumo, ya fuera alumbrado público como doméstico o fuerza motriz para industrias, carpinterías, molinos o panaderías.

La naturaleza y la electricidad en La Orotava

Para entender la historia hidroeléctrica de La Orotava tuve que acudir al esquema simplista que nos enseñaron los psicólogos: pensar, luego a separar las emociones y más tarde a reconocer los valores. Por ello al intentar escribir sobre la historia eléctrica de mi Villa natal, La Orotava, arranqué con los montes y el agua, es decir con la naturaleza, luego con la electricidad. Las emociones pudieron conmigo y lloré en la más absoluta intimidad, en más de una ocasión. Primero cuando leí los documentos relacionados con los montes exceptuados de la desamortización general de 1855, las certificaciones del Registro de la Propiedad respecto a los montes de propios y las notas simples de las aguas. Luego al revisar las actas municipales y en particular las que correspondieron a los deslindes de los montes y a los expedientes de aguas; así como a la central de La Abejera a partir de 1928, con el servicio eléctrico municipalizado (SEM), que abarcó las etapas de la dictadura de Primo de Rivera, de la 2ª República y la dictadura de Franco, que se caracterizaron por las graves incidencias laborales derivadas de razones políticas.

También descubrí valores de todo tipo. En los empresarios y familias que apostaron por la innovación con la Sociedad Eléctrica de Orotava (SEO) en 1894 y en los alcaldes que apoyaron posteriormente la municipalización de las aguas y del servicio eléctrico. Por supuesto en los trabajadores de las centrales y en los directores gerentes, en los concejales responsables de la comisiones de Electricidad y de Aguas; en los sufridos consumidores de la Villa y en los vecinos de los barrios de Los Altos y de las Medianías, carentes de electricidad. Aprendí a conocer entonces, en la Manifestación de las Velas de 1978, lo que era la RESILIENCIA, la capacidad de aguante y de superación de las crisis.

Como bien señala el escritor y periodista leonés Julio Llamazares al describir los viajes, la estructura es una línea, la del camino que se recorre y que no siempre es línea recta. Lo mismo sucede con el argumento y hasta con los personajes que aparecen en la historia. Fue lo que me sucedió con el viaje de Aguamansa a la Cruz Verde, siguiendo el canal de la luz, el arroyo de la electricidad.

Por ello me parecen acertados también los haikus de Masaoka Shiki cuando escribe :

Un farol va alejándose,

paso a paso, en lo oscuro.

Canta el cuclillo

¡Cuánto frescor!

Ya apagadas las lámparas,

solo el rumor del agua.

Encendida mi lámpara,

es bien tenue su luz,

al ocaso otoñal.

Las luces de la casa

vecina, iluminando

mi platanero.

Fuente: universocanario.com (Autor Isidoro Sánchez)

Foto: Archivo Municipal de La Orotava