En reconocimiento a su labor se ha colocado una placa conmemorativa en la que fue su vivienda, la nº5 en la céntrica calle Rodapalla.
Bethencourt, con tan solo 27 años de edad, ya había realizado 956 ascensiones, un hecho único hasta la fecha.
La casa nº5 en Rodapalla, en pleno casco histórico de La Orotava, luce una placa conmemorativa a la figura de José Bethencourt, quien fue el primer guía oficial de Las Cañadas del Teide en las primeras décadas del pasado siglo.
En aquella fecha, los turistas, e incluso investigadores y científicos partían con él desde su vivienda, en mulas, hacia este emblemático paraje natural. Bethecourt nació en 1888 en La Orotava y empezó a subir al Pico con tan solo siete años de edad y a ejercer como guía a los once, ya que su padre, y se cree que también su abuelo, se dedicaban ya a ello durante muchos años (pero sin tener el reconocimiento oficial como lo alcanzó él). Con 27 años de edad, ya había realizado 956 ascensiones, un hecho único hasta la fecha. Fue así, durante mucho tiempo, el único guía oficial del Teide, con nombramiento del municipio de La Orotava y de la institución insular. Y a él se debió la colocación del buzón en la cumbre donde permaneció hasta la construcción del teleférico en el año 1959.
La propia familia, a través de Antonio Pérez Bethencourt, planteó a Consistorio villero hacer esta distinción a título póstumo, y tras valorarse la labor desempeñada por este relevante orotavense, el Pleno lo ratificó y aprobó por unanimidad.
El acto, presidido por el alcalde Francisco Linares, contó con familiares, amigos y miembros de la corporación municipal. Y no faltó como broche de oro una interpretación teatral que trasladó a todos los presentes a aquellos años, mostrando el encuentro entre una turista y José Bethecourt, conocido también como 'tío Pepe', al estar interesada en subir al Teide. La representación corrió a cargo de Jaster & Luis Creaciones.
El alcalde Linares agradeció a la familia que elevara esta propuesta a la institución local, ya que es un personaje crucial que forma parte de la historia y cultura local, pero desconocido por muchos hasta la fecha. Y tras valorar su increíble y notable trayectoria "sin duda alguna, merece este justo reconocimiento". "Para los villeros es un orgullo contar con figuras de esta envergadura que llevan el nombre de La Orotava bien alto y realizaron una labor única y ejemplar". Hoy en día es una profesión y son numerosos los guías, pero en aquella fecha era el único, y un auténtico descubridor y amante de Las Cañadas del Teide.
Durante el acto también intervino el edil delegado de Desarrollo Económico Local, Felipe David Benítez, quien destacó la labor que realizó en su día José Bethencourt y su familia, guías turísticos en el Valle de La Orotava, cumpliendo una labor primordial para la proyección de la comarca y de la isla en general. Asimismo, destacó la importancia actual del turismo, su influencia en la Villa y las diversas acciones que se realizan en el municipio en esta línea para continuar potenciando la localidad como uno de los lugares más emblemáticos de Canarias y de obligada visita. En esta línea, valoró este reconocimiento, y que se pueda realizar en la que fue su propia vivienda, en pleno casco histórico, por la que pasan cientos de turistas diariamente y cobran vida las ya famosas y demandadas rutas teatralizadas.
Eduardo Pérez Martín, en nombre de la familia resaltó también la labor realizada por José Bethencourt durante tantos años, y el orgullo que es para toda la familia.
José Bethencourt utilizaba las mulas como medio de transporte para desplazar a los turistas hacia las Cañadas del Teide, por lo que poseía una cuadra en la parte baja de la casa (construida en 1590 por Francisco Molina López de las Doblas). Junto a su hermano, Emiliano, continuó la profesión de su padre, guía turístico, hasta bien entrada la primera mitad del pasado siglo. Dicha actividad quedó constatada y firmada por una expedición de excursionistas a Las Cañadas del Teide en 1933. En ese documento se distingue la firma de Luis Wildpret Álvarez, doctor en farmacia, profesor mercantil y catedrático de alemán de las antiguas escuelas profesionales de comercio de la capital tinerfeña. Y además esta familia de guías turísticos presentó una instancia al Cabildo de Tenerife en 1933 para que se les nombrase oficialmente como tal por la propia entidad insular.
La Orotava, con este reconocimiento y colocación de placa en la que fue su pintoresca vivienda, descubre así a un personaje casi desconocido pero fundamental y destacado en la historia y cultura local y del propio Parque Nacional, así como del turismo en Canarias. Se le rinde merecidísimo homenaje.
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