La Orotava se ha distinguido, tradicionalmente, con ser cuna de buenos artesanos: tallistas, ebanistas, caladoras, bordadoras, cesteros y muy buenos zapateros que han producido y algunos aún producen buen calzado y diferentes elementos de la indumentaria tradicional de los trajes de magos y magas. En concreto, señalamos a la zapatería Chávez, con los hermanos Pedro y Tomás Chávez Méndez.
Valga para los que todavía hoy están en la brecha, estas breves pinceladas; a modo de apunte histórico de su trayectoria profesional de una de las zapaterías que siguen produciendo y remendando, ahora en tiempos de crisis, nuestros zapatos y otros elementos de nuestra indumentaria actual.
Ubicada en el número 15 de la Plaza de San Francisco, más conocida como ‘La zapatería de Pedro’, fue fundada en 1951 por Pedro Chávez Trujillo. Después de varios años de aprendizaje con uno de los zapateros de la época, Antonio Luis Domínguez, Pedro inició su independencia laboral a los 18 años gracias al apoyo económico de su padre, herrero y latonero de oficio, quien le permitió desarrollar la actividad en un pequeño rincón de su herrería.
Durante años, Pedro Chávez se encargó de reparar zapatos y confeccionar el calzado de forma artesanal con las mejores pieles, las cuales adquiría en Santa Cruz de Tenerife. Los trabajos más destacados consistieron en reparar las botas de los trabajadores de la platanera o de las ‘sorribas’ y elaborar zapatos a medida para las personas con mayor poder adquisitivo. Fueron varios los ayudantes que compartieron la zapatería hasta que, a finales de la década de los 70, los hijos de Pedro Chávez comienzan como aprendices produciéndose el relevo generacional del oficio y la continuidad de una actividad antiquísima.
Finalmente, la antigua herrería pasa a convertirse en un taller activo, donde padre e hijos realizan reparaciones, elaboran zapatos por encargo y se especializan en la elaboración de botas y polainas, elementos propios de los trajes típicos, que son distribuidos en diversas tiendas de artesanía de la Isla. Y tras la pérdida del maestro Pedro Chávez Trujillo, sus hijos continúan desarrollando el oficio en el número 15 de la plaza de San Francisco. Convertidos en maestros zapateros, Pedro y Tomás mantienen viva una actividad tradicional con la incorporación de algunas máquinas modernas. Aún utilizan determinadas herramientas heredadas de su padre como martillos, cuchillas, pies de hierro y una máquina de coser con historia.
La actual Zapatería Chávez, continúa siendo un espacio pequeño y carismático, donde tienen lugar espontáneas tertulias y conversaciones amenas entre zapateros y clientes. Un lugar peculiar y único, que conserva el aspecto y las destrezas del pasado, lo que les ha permitido conservar la técnica heredada, innovar y especializarse en determinadas cuestiones.
‘Los zapateros de San Francisco’ son capaces de elaborar zapatos a medida y, además, reparan bolsos, cinturones, chaquetas, etc. Sin embargo, la oferta más atractiva la ocupan las reparaciones de los conocidos “pies de gato”, calzado específico utilizado en la escalada que arreglan hábilmente, atrayendo así a multitud de escaladores de diversas partes de la Isla, e incluso, de otros países.
* Maestro y director técnico de la Asociación Cultural Pinolere
Fuente: laorotava.diariodeavisos.com