El paso del rey Alfonso XIII por La Orotava "marcó un antes y un después". De esta forma, calificaba la visita del rey al municipio, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Sebastián Hernández, durante la presentación de una ilustre exposición que recoge los aconteceres del monarca en la isla. Esta muestra puede contemplarse en la Biblioteca de La Orotava y está organizada por el Ayuntamiento villero. En ella, se pueden admirar referencias periodísticas e imágenes de la visita del abuelo del actual rey. El concejal de Patrimonio, Narciso Pérez, hizo hincapié en que la exposición sólo pretende rememorar un "acontecimiento relevante de la historia local".
Además, también se presentó un libro, escrito por el mencionado historiador junto a Pablo Domingo Torres y Antonio Luque, que versa sobre esta visita real a Canarias, editado por el Ayuntamiento de La Orotava. Se han editado 1.000 ejemplares e incluye una crónica sobre la visita y un reportaje fotográfico del acontecimiento.
La presencia del rey en la Villa tuvo tanta trascendencia que la fecha de su visita fue utilizada como para hacer referencia a cualquier acontecimiento anterior o posterior a ese inolvidable viaje, según Hernández.
Fue un 26 de marzo de 1906 cuando el nieto de Isabel II decidió viajar a Tenerife, como primera parada de su viaje a Canarias. Era el primer monarca español que pisara tierras canarias. Después de pasear por el Puerto de la Cruz, se adentró entre los empedrados caminos de La Orotava. Una vez allí, los villeros lo recibieron con júbilo al joven rey, que recorrió las calles más importantes del municipio y se quedó perplejo con el arte efímero de las alfombras de flores. Incluso, pudo admirar un tapiz que se hizo como homenaje a su visita en la actual Plaza del Ayuntamiento.
Invitación a la boda
Como explican los historiadores, el monarca se quedó con tan grata impresión de La Villa que posteriormente concedió el grado de Excelencia al Ayuntamiento de La Orotava, y cursó una invitación a la localidad, la única de toda España, para participar en los actos de la boda del rey con Victoria Eugenia de Battenberg. La Villa intervendría en el enlace con la elaboración de una alfombra en la plaza de toros de Las Ventas.
La visita del rey se enmarcó en la estrategia desarrollada por el Gobierno español de afianzar la cohesión territorial del estado, en una época muy próxima a la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.