Hace unos años se inició en el Valle de La Orotava, promovido por la Asociación Cultural Pinolere, el proyecto de recuperación de antiguos pajales, y ya se va por la quinta campaña de este proyecto y se ha restaurado medio centenar de estas edificaciones rurales. Así, en la mañana de este lunes 5 de diciembre el consejero de agricultura del Cabildo de Tenerife, José Joaquín Bethencourt; el consejero insular Eduardo Pintado; los ediles de Desarrollo Económico Local y Medio Ambiente, Felipe David Benítez y Luis Perera, respectivamente, junto al gerente de Pinolere, Jesús García, y técnicos del Cabildo, visitaron la rehabilitación que se ejecuta actualmente en el número cincuenta, que es de propiedad privada y se localiza en el núcleo urbano de Colombo.
Recordar que este proyecto de Desarrollo Rural, tiene su inicio con el inventario de pajares realizado en 2005 en el Valle de La Orotava. Con este inventario fue posible tener constancia de la ubicación exacta de unos 300 pajares y sus estados de conservación. Después de llevar a cabo una campaña de sensibilización ciudadana y crear una base de datos con las personas que formarían parte del proyecto, y gracias a un convenio de colaboración con el Cabildo de Tenerife, en 2007 se comienza con las primeras rehabilitaciones. A partir de ese momento se desarrolla en la zona alta del municipio de La Orotava y de Los Realejos un proyecto cíclico anual, con la participación de varios sectores de la población local: propietarios de los pajares, los agricultores, los tapadores de pajares y varios técnicos de las instituciones locales e insulares (Ayuntamiento y Cabildo de Tenerife).
Cada año, la Asociación Cultural Pinolere coordina, organiza y gestiona la producción de centeno que es destinada a la rehabilitación de las techumbres de los pajares. Los resultados obtenidos han sido numerosos: se ha mantenido e incluso incrementado la producción de centeno, se ha rescatado el oficio de tapador de pajares y se han conservado numerosos pajares, hábitat y arquitectura tradicional de la zona. En los últimos 5 años se han consumido más de 5.000 mollos de paja (unidad tradicional de producción) y, hoy en día se alcanzan los 50 pajares con las techumbres en buen estado, unos se han rehabilitado con este proyecto y otros por iniciativa privada, y en este último caso la asociación Cultural Pinolere ha colaborado con el asesoramiento. En este sentido es importante incidir que en 2005 solo existían 16 pajares con la cubierta en buen estado y ahora ya se va por el medio centenar.
Más de 20 agricultores y agricultoras forman para del proyecto cada año y un centenar de propietarios de pajares están vinculados a esta iniciativa. Este proyecto, único en el territorio español, ha conseguido conectar a más de 200 personas y conservar un patrimonio único del Valle de La Orotava. También recuperar un oficio tradicional y contribuir a la conservación y embellecimiento del entorno natural. Por ello cuenta con el total respaldo del Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Orotava. También es muy importante resaltar que en la actualidad 10 jóvenes continúan su formación en este tradicional oficio en compañía de los maestros tapadores. La Asociación Cultural Pinolere imparte y organiza estos cursos de especialización para garantizar el relevo generacional.
Creación de empleo
Durante la visita se resaltó el valor de este tipo de iniciativas, sobre todo en esta época de crisis, pues además de la recuperación del entorno rural e impulsar la agricultura en la zona del Valle de La Orotava también se ha contribuido a formar a personas que se quedaron en paro y facilitarles el acceso al mundo laboral con un nuevo oficio que ya se estaba perdiendo. Así, algunos de los alumnos que se dedicaban hace unos años al mundo de la construcción se vieron sin empleo, pero gracias a este proyecto han podido beneficiarse de un curso formativo sobre la materia, y hoy en día tienen una salida gracias a este oficio tradicional de tapadores de pajales. De hecho durante la visita al pajar que se está rehabilitando en la zona de Colombo se pudo comprobar que son ya los propios alumnos quienes trabajan en la reconstrucción.