Edificio también conocido como Casa Lercaro Justiniani. Su construcción fue iniciada por Jerónimo de Ponte Fonte y Pagés durante su matrimonio con Catalina Grimaldi Rizzo de Lugo, quien en 1676 vinculó su mayorazgo a este singular edificio. Tanto la fachada lateral como la principal destacan por su equilibrada composición, donde la distribución de los vanos es regida por la simetría y la proporción. Sobresale, asimismo, la labor de carpintería de las ventanas y balcones, enmarcados en ambos casos por cenefas esgrafiadas, elementos que junto a la techumbre a cuatro aguas, se erigen en los principales rasgos de un estilo mudéjar, también presente en su interior.
Bienes de Interés Cultural
ANUNCIO: BOC Nº 054. Jueves 18 de Marzo de 2004 - 391
El 2 de marzo de 2004 y mediante Decreto 21/04 del Gobierno de Canarias se declaró Bien de Interés Cultural bajo la categoría de Monumento la Casa Ponte Fonte / Lercaro, notable manifestación arquitectónica de influjo mudéjar.
Conocida popularmente como Casa Lercaro, en realidad fue edificada a instancias de Jerónimo de Ponte Fonte y Pagés (1624-1699) durante su matrimonio con Catalina Grimaldi Rizzo de Lugo, quién en 1676, vinculó a su mayorazgo esta significativa mansión de La Orotava. Ya en el siglo XVIII la propiedad pasaría a ser ostentada por la familia Lercaro, a través del enlace matrimonial entre Antonia de Ponte y Benítez de Lugo y Diego Lercaro Justiniani.
El inmueble ocupa un gran solar poligonal, adaptando su planta en forma de "U" a un terreno en el que también tiene cabida un jardín interior en el que se encuentra otro elemento de sumo interés patrimonial: el último molino del conjunto de estas singulares estructuras hidráulicas características de la Villa.
La fachada principal sigue una composición simétricamente ordenada, fundamentada en un esquema de articulación de los vanos basado en una armoniosa combinación entre el eje vertical y el horizontal, generando una monumental volumetría en tres niveles.
El componente mudejarista subyace en el trazado de la edificación en su conjunto, destacando en este sentido en las sobresalientes labores de carpintería aplicadas a todos sus vanos, y en especial a los cuatro balcones que singularizan sus dos paños principales y que constituyen un magnífico muestrario de este tipo de elemento, al reproducirlos en diferentes variantes (cubiertos, descubiertos, rectangulares, cuadrangulares...).
La crujía principal está cubierta por un artesonado mudéjar de notable interés que exteriormente se traduce en un entramado lignario a cuatro aguas, revestido por tejas árabes. Como valor añadido destacan asimismo como rasgo mudejárico, los esgrafiados que representan que prevalecen en buena parte de la fachada reproduciendo formas vegetales, enmarcando los vanos y aportando una acentuada plasticidad a la composición del frontis.
Destaca del mismo modo su patio central en torno al cual se estructuran los tres volúmenes de la edificación y cuyas galerías cerradas por ventanas de guillotina quedan articuladas por nueve columnas – en realidad pies derechos -, ornamentados con capiteles corintios magníficamente tallados.