Mayores que se mueven

19/11/2013

El Ayuntamiento de La Orotava instauró hace 16 años el Plan Municipal de Actividades Extraescolares y Deportivas, que aglutina clases para alumnos de los centros educativos y actividades para adultos. Éstas últimas tienen lugar en pabellones deportivos del municipio y en una asociación vecinal. Regularmente, acuden alrededor de 300 personas mayores de edad a clases de tai chi, gimnasia de mantenimiento y/o baile folclórico.

Grupo de gimnasia de mantenimiento del turno de mañana en el Pabellón El Quiquirá.Tai chi para adultos
Cristina Sosa es la instructora de las clases de tai chi chuan desde hace 7 años, poco después de que se comenzó a impartir esta disciplina en el programa municipal de actividades. Esta práctica se imparte los martes y jueves en tres grupos, con horario de mañana, tarde y noche; bien en el Pabellón Celestino Hernández, en el barrio de La Perdoma, o en el Pabellón El Quiquirá, en el centro de La Orotava. En total acuden a la actividad entre 70 y 80 alumnos.

Hay usuarios que decidieron practicar este ejercicio después de recibir una recomendación médica, otros acuden porque les gusta, y otros porque buscan una actividad diferente que les ayude a relajarse. “El tai chi beneficia a nivel físico, aporta mayor flexibilidad, mejora la coordinación y el equilibrio. A nivel mental, muchas personas se sienten más relajadas, son más conscientes de sus emociones y consiguen definir aquello que les inquieta”, apunta la instructora.

Clase de Tai Chi Chuan realizando forma de 36 movimientos de manos vacías del estilo chen.Cristina Sosa comenzó a practicar tai chi hace 15 años en un grupo. Dos años después se preparó para un examen, cuya superación le autorizó para impartir clases. En 2006 comenzó un curso de formación de 3 años en la Escuela Wudao, que culminó con un viaje a China. Actualmente realiza cursos y seminarios que van complementando su formación y maneja varios estilos de Tai Chi Chuan: Chen, Yang y Wudang.

La mayor parte del alumnado que acude a las actividades son mujeres. En el caso de tai chi hay clases en las que suele haber sólo un hombre. La instructora explica que “puede ser por la noción que se tiene de esta disciplina como terapia y el concepto social de terapias dirigidas a mujeres”.

Las alumnas de tai chi suelen ser de mediana edad en su mayoría, pero hay algunas que alcanzan los 72 años. Herminia Socas es una de las alumnas de mayor edad. Lleva en torno a 6 o 7 años practicando esta modalidad de ejercicio físico. Se inscribió a las clases porque se lo aconsejó un familiar. Afirma que se encuentra muy bien y mucho más ágil. Su compañera Pilar Abreu tiene 69 años y ambas acuden regularmente a clases en el Pabellón Celestino Hernández en La Perdoma. Indican que han notado mejoría física desde que practican la actividad.

Cristina, la instructora, establece las formas que realiza cada grupo en función de lo que han trabajado y de las demandas del alumnado. “Cuanto más tiempo llevan practicando, tienen más capacidad de decidir y gestionar su aprendizaje”, expresa. Hay que destacar que la mayoría de usuarios se mantiene constante durante años, por lo que van aprendiendo nuevas formas de movimientos y mejorando la técnica.

La monitora de tai chi valora la iniciativa municipal de manera muy positiva. Argumenta que “es una apuesta muy acertada. Tienen un criterio muy moderado, ya que han podido mantenerlo incluso ahora, en el momento económico en el que estamos”.

Usuarios muy activos

Victoria Linares, Pilar Alonso y Carlos Alberto Parola son usuarios que realizan varias actividades a lo largo de toda la semana. Los lunes, miércoles y viernes van a clases gimnasia de mantenimiento y los martes y jueves hacen tai chi.

Victoria es de las más veteranas. Tiene 62 años y lleva más de 15 cursos inscrita en clases de mantenimiento y unos 9 años en tai chi.  “Llegué madura, estoy entrando en la vejez y seguiré hasta que mi cuerpo me permita estar aquí, porque el cuerpo me lo pide”. Trabaja 8 horas seguidas, hace las tareas de casa y dedica las tardes a hacer deporte. Con el tai chi consigue relajación y mejorar la movilidad. “Hago los mismos movimientos que una chica de 18 años, porque he cosechado la flexibilidad”, declara. Las clases de mantenimiento “tienen un ritmo acelerado que hay que coger, tienes que ir al son de la música”. “Una y otra actividad son para mí el yin y el yang, porque necesito las dos cosas”, destaca Victoria.

Pilar Alonso también lleva 9 años inscrita y este año, además, en el curso de gimnasia de mantenimiento. Tiene 62 años y declara: “para mí el tai chi fue una salvación”. Fue sometida a una operación de la que quedó afectada emocionalmente. El médico le recomendó realizar una actividad tranquila y había escuchado hablar de esta modalidad. Califica esta disciplina oriental como “una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Con la práctica se me pasó todo: los ataques de ansiedad y el malestar corporal”. Le permite desconectar y salir de la rutina. Realiza varias formas, con manos vacías y con armas, además de Chi Kung (técnica oriental que trabaja la respiración y la concentración)  y en ocasiones se inscribe a cursos particulares para ampliar y mejorar el trabajo.

Carlos, el único alumno varón de la clase de tarde en el Pabellón El Quiquirá.Carlos Alberto Parola es uno de los pocos hombres usuarios de las actividades. Tiene 67 años y está jubilado. Es de origen argentino y siempre ha manifestado interés por el deporte. De joven practicó atletismo y kayak. Apunta sobre el tai chi que le aporta concentración, beneficio en las articulaciones, va recuperando la movilidad, obtiene una mejor respiración, flexibilidad y equilibrio. También señala la camaradería entre compañeros.

“La mayoría de hombres piensa que es un deporte para mujeres. Yo en vez de estar viendo la televisión o sentado en un bar bebiendo cerveza vengo a las clases porque me gusta el deporte y prefiero estar en movimiento”, afirma Carlos. Este año también se inscribió a mantenimiento. “Tengo flexibilidad, pero todavía no tengo mucha coordinación”. Realiza las clases con decenas de mujeres, pero explica que no tiene vergüenza, que acude porque las clases son gratuitas y porque el ambiente que crea la monitora es especial.

Moverse al ritmo de la música
Desde las 9 de la mañana Cristina González, la monitora de gimnasia de mantenimiento, inicia sus clases en el Pabellón El Quiquirá. Realizan ejercicios de aerobic con la introducción de numerosos pasos en una coreografía, además de estiramientos. Un multitudinario grupo, mayoritariamente compuesto por mujeres, comienza la mañana a mucho ritmo.

Cristina González lleva 9 años impartiendo la actividad, aunque se desarrollaba desde años anteriores. Explica que comienza con una coreografía nueva cada semana e incluye ejercicios con los distintos materiales que utilizan: step, pesas, fitball, pelota pequeña, palo, elástico y esterilla. Ella también es monitora de actividades extraescolares e imparte clases de baile a alumnos de centros educativos dentro del plan de actividades municipal.

Grupo de gimnasia de mantenimiento del turno de mañana en el Pabellón el Quiquirá.A gimnasia de mantenimiento acuden aproximadamente 170 usuarios, aunque se van sumando más paulatinamente a lo largo del curso. Cada año son más personas, lo que la monitora explica porque “la gente se está concienciando de que hay que hacer deporte”. Hay muchos usuarios que llevan años practicando la actividad. La alumna mayor tiene 72 años y la más joven 16.

Cristina argumenta que la gimnasia de mantenimiento proporciona “mucha coordinación, porque implica estar centrado en la actividad, además de un rendimiento físico importante. Se trabaja mucho a nivel cardiovascular mediante el procedimiento high-low”.

Los ejercicios se adecúan a la música que la monitora prepara para la clase. Cristina explica que sube el ritmo de  140 a 160 pulsaciones, según la intensidad del movimiento que practican. La mayoría de alumnos completa la clase sin dificultad y después de una hora de práctica, todos acaban mojando la camiseta.

Grupo de mantenimiento haciendo ejercicio en la esterilla.Una apuesta institucional por el deporte
A lo largo de los 16 años del plan municipal de actividades deportivas, el número de usuarios se ha ido incrementando sustancialmente. El alcalde de La Orotava y concejal del área de Deportes, Francisco Linares, manifiesta su satisfacción por una apuesta que para el Consistorio ha sido una prioridad. Apunta que el programa siempre ha sido gratuito y se compromete a que seguirá siendo así hasta el final del mandato.

Linares expresa que esta iniciativa conlleva asumir el coste con recursos propios, “pero hacemos el esfuerzo económico porque para nosotros es una actividad pública prioritaria. No hay otro municipio que tenga una oferta como ésta. Los aspectos educativos, culturales y formativos son una inversión en calidad de vida que se ofrece a los vecinos”, recalca el alcalde.

El coste del plan de actividades, incluyendo las extraescolares, es de 230.000 euros anuales, pero “es una inversión, no un gasto. Como yo piensan pocos y ojalá fuera imitado”, señala Linares.
Francisco Linares, alcalde de La Orotava, y Ana Belén Trujillo, coordinadora del plan de actividades.
Francisco Linares, alcalde de La Orotava, y Ana Belén Trujillo, coordinadora del plan de actividades.

La coordinadora de las actividades, Ana Belén Trujillo, manifiesta que la actividad que concentra mayor volumen es gimnasia de mantenimiento. Tai Chi reúne un total de usuarios bastante estable y en baile folclórico ha aumentado el número de parejas desde que se imparten las clases en la Asociación de Vecinos Huerto del Moral. En torno al 80 o 90% de los usuarios es fiel a los grupos y constante en la actividad.

Estas modalidades deportivas se imparten durante 10 meses al año, desde septiembre hasta junio, a excepción de baile folclórico, que tiene duración desde octubre hasta mayo. El único requisito para la inscripción es ser residente en La Orotava. Francisco Linares reconoce que las actividades son un centro de atracción para personas de otros municipios, pero afirma que el programa se tiene que limitar a los locales, porque si no se desbordaría en número y en recursos.

Pata el nuevo alcalde, ésta es “una oferta pública de carácter obligatorio que los ayuntamientos deben hacer. Deben ofertar una actividad que no es gratis, porque los usuarios colaboran con los impuestos”. El mandatario afirma que otros consistorios prefieren contratar a un cantante de alto caché en lugar de iniciativas como éstas. “Nosotros suprimimos la Gala de Carnaval, pero continuamos con éste y con un programa de becas municipal, porque es cuestión de prioridades”.

Alumnas de espíritu joven
En el Pabellón Celestino Hernández de La Perdoma también se practican clases de mantenimiento que imparte María Jesús Pérez. Tiene un grupo de 40 personas inscritas que trabajan desde primera hora de la mañana tres veces a la semana.

Usuarias de las clases de mantenimiento en el pabellón del barrio de La Perdoma.La monitora comenta que los lunes se reúne más gente, porque llegan con ganas de hacer ejercicio tras los excesos del fin de semana. La media de edad de las alumnas es de entre 40 y 50 años, aunque hay mayores y más jóvenes. Muchas de ellas son residentes en el propio barrio de La Perdoma o en los alrededores.

María Auxiliadora, de 54 años, y Yolanda, de 66, son usuarias de mantenimiento y de tai chi. Llevan 8 y 6 años respectivamente acudiendo al pabellón cada mañana para iniciar una actividad. Están inscritas en el programa por motivos de salud y para mantenerse en forma. Yolanda apostilla: “Me encuentro más ágil, tengo más movilidad, más entusiasmo y he cogido el ritmo”.

El planteamiento inicial
Hace unos 23 años se creó un grupo de amigos y familiares, trabajadores del ayuntamiento, que se interesaron por reunirse para realizar clases de mantenimiento físico, encabezadas por Sebastián Suárez, actual Director del Servicio de Deportes de La Orotava.

A raíz de entonces, se organizó el plan municipal para aglutinar a personas adultas de todo el municipio interesadas en practicar deporte. Hoy el programa cuenta con centenares de usuarios y algunos continúan inscritos desde el comienzo.

Carmen de la Rosa es una de las usuarias desde los inicios. A ella siempre le ha gustado el deporte, fue jugadora de baloncesto desde los 12 años y expone que nunca ha dejado de estar en activo, ni siquiera cuando estuvo embarazada, que optaba por ir a caminar o a nadar. Explica que acudir a las actividades “me ha ayudado personalmente porque necesito el escape de la rutina”. Pone como ejemplo la importancia del deporte en la vida diaria, ya que hace un tiempo, una persona mayor era alguien de 40 años y hoy con la práctica de actividad física ya no es así. “Yo no siento que tenga la edad que tengo”, comenta.

Es alumna de gimnasia de mantenimiento y también es practicante de la disciplina oriental. “Una actividad se complementa con la otra. Una tiene más movimiento y la otra más calma e interioridad. El tai chi me da paz y el mantenimiento el movimiento. Los necesito los dos”. Hace deporte porque le gusta y le hace sentir bien. “Lo he practicado durante tanto tiempo que es algo que necesito y forma parte de mi vida”, señala Carmen.

Baile folclórico
Los lunes y los viernes en la Asociación de Vecinos Huerto del Moral se imparten clases de baile folclórico de 19 a 21 horas. Se conforma un grupo de alumnos que practican baile canario y que quieren aprender tradiciones. Muchos asisten en pareja, de hecho, la monitora afirma que hay varios matrimonios, pero también se puede acudir de forma individual.

La monitora de la actividad, Toni Pérez, asegura que imparte danzas tradicionales que aprendió de un señor mayor y a quien, a su vez, le había instruido otro hombre de casi 100 años procedente de la zona de La Florida. Practican bailes tradicionales: tanganillos, santo domingo y tajarastes, folías, seguidillas, saltonas, etcétera, por lo que tienen repertorio de todas las islas Canarias.

Toñi se ha documentado principalmente en bailes típicos de la zona de La Orotava que hacían antiguamente coros y danzas del municipio y ha impartido clases en varias escuelas municipales de Tenerife a adultos y niños. Destaca la importancia de las tradiciones y de “enseñar algo nuestro, que deberíamos aprenderlo todos”.

Fuente: Canarias3puntocero. Publicado por Yurena Hernández Oliva el 20 noviembre, 2013