Los pajares del Valle de la Orotava, emblema en las zonas rurales, constituyen un ejemplo de arquitectura popular única. Construcciones introducidas tras la Conquista, toman en el Valle una tipología peculiar, construida con los materiales propios del medio circundante, que ha perdurado hasta nuestros días.
En las últimas décadas, y a pesar de las masivas tendencias constructivas basadas en una arquitectura alejada de lo tradicional, los pajares o "pajales" han coexistido entre casas de azotea, en los márgenes de las carreteras o bajo la maleza en los terrenos abandonados.
El creciente interés por restaurar y conservar este legado histórico, auspiciado por la Asociación Cultural Pinolere desde sus orígenes, ha propiciado la continuidad de uno de los oficios más ancestrales, íntimamente vinculado a éste hábitat propio de las zonas altas del Valle. El oficio de tapador de pajares es, sin duda, una artesanía de obra mayor, dotada de unas técnicas específicas heredadas del pasado, basadas en la adecuada colocación de la paja de cereal en las techumbres de los pajares.
En los últimos años, el número de pajares restaurados se ha incrementado notablemente gracias a la iniciativa privada en muchos casos y al Proyecto de Desarrollo Rural que ejecuta la Asociación Cultural Pinolere, consistente en la dinamización de los agricultores de centeno y los propietarios de pajares, con el fin de rehabilitar este inmueble muy útil en el medio agrícola.
Con el fin de garantizar en el futuro la continuidad de este Proyecto de Desarrollo en las zonas altas del Valle, desde Pinolere surge la puesta en marcha del primer Curso de Formación del Oficio de Tapador de Pajares, iniciativa pionera en la recuperación de este oficio tradicional que forma, desde el pasado mes de agosto de 2008, a 10 alumnos y alumnas, comprometidos y concienciados con el valor cultural y etnográfico que alcanza esta actividad.
Este primer Curso de Formación con sede en Pinolere y subvencionado por el Organismo Autónomo Parques Nacionales, tiene una duración de 9 meses y se fundamenta en numerosas horas prácticas donde los alumnos adquieren los conocimientos necesarios para restaurar esta arquitectura tradicional.
El curso, impulsado y llevado a cabo por la Asociación Cultural Pinolere, va a garantizar la permanencia de un oficio singular y la conservación de un patrimonio arquitectónico, a través de iniciativas como ésta, probablemente única en el ámbito nacional e internacional.