Se trata así de un trabajo de 20 años de investigación. El acto, presidido por el propio autor Alfonso Soriano y el alcalde orotavense Francisco Linares García, contó con el villero de Honor, Juan del Castillo.
El abogado, historiador e investigador tinerfeño, Alfonso Soriano, presentó en el Salón Noble del Ayuntamiento de La Orotava su obra 'Corte y Sociedad. Canarios al servicio de la Corona', dos lujosos volúmenes donde reúne a aquellos canarios que alcanzaron cargos relevantes en la corte a lo largo de la historia o los que sin pertenecer directamente a ella, ocuparon puestos importantes en la política, economía y diplomacia. Contabilizando a más de un centenar.
El proyecto surgió a raíz de su estancia en Madrid como diputado. Conocedor del pasado de la islas, se propuso acercarse a quiénes habían sido los canarios nombrados Gentilhombre de Cámara por Alfonso XIII a raíz de la visita del monarca a Canarias en 1906. Y en el archivo del Palacio Real dio con la respuesta: 12 personajes de casi todas las islas. Este dato sembró en él la curiosidad de conocer a aquellos canarios que en algún momento de la historia habían estado cerca del monarca. El resultado: 133 canarios -o personajes vinculados directamente con el Archipiélago- habían formado parte de la corte, desde los Reyes Católicos hasta Alfonso XIII (último monarca que mantuvo corte).
“La corte se consolida con Carlos V, cuando el rey mantiene una sede estable -señala-; antes, con los Reyes Católicos, no existía una sede única para la Corona, sino que se trataba de una corte viajera”. El emperador -que introduce en España el protocolo de la Casa de Borgoña, calificada como la más refinada de Europa- se rodea de favoritos y cortesanos que elige de entre las familias más influyentes. Tener un miembro de la familia en la corte era uno de los objetivos de los padres para sus hijos, ya que garantizaba poder obtener favores de la Corona. Personajes, según explica el autor, que no siempre destacaban por sus capacidades políticas o diplomáticas. Con los Borbones, sin embargo, se produce un cambio y Carlos III nombrará a sus ministros y cortesanos por sus capacidades profesionales, y no únicamente por la influencia familiar.
Descubrimientos
Uno de los descubrimientos de los que se siente más orgulloso el autor, por cuanto se desconocía su existencia (negada por el historiador Antonio Rumeu de Armas), es el documento que testimonia el nombramiento de Hernando del Hoyo como Caballero de la Espuela Dorada. Conquistador de La Palma y Tenerife, cuyos descendientes se establecieron en el norte de esta isla, recibió el agradecimiento del rey Fernando el Católico tras salvarle vida durante una celebración pública en Barcelona. El monarca quiso premiarle con este importante reconocimiento, cuyo testimonio rubricado por el propio monarca en un pergamino espléndidamente iluminado localizó el autor en una colección particular. Es la primera vez que se publica este documento, importantísimo para conocer el pasado insular.
El autor también ofrece otro descubrimiento: el retrato de la V Adelantada de Canarias, Porcia Magdalena Fernández de Lugo, Princesa de Asculi por matrimonio, y de cuyo título recibe el nombre la hacienda de Los Príncipes en Los Realejos (Tenerife). Su empeño y el tesón del editor de la publicación, Carlos Gaviño de Franchy, le llevó hasta el convento de Toledo en el que vivió la Adelantada durante los últimos años de su vida y donde se conserva su único retrato conocido, hasta ahora desconocido.
La reina también se rodeaba de personas de confianza que alcanzaban puestos relevantes. La Camarera Mayor, era la persona más cercana a la reina y, por ello, gozaba de gran reputación dentro de la corte. Florencia Pizarro y Herrera, condesa de La Gomera, señora de El Hierro y marquesa de Adeje, fue una de las canarias que obtuvo este cargo con Carlos III.
Y además de mujeres, también algunos religiosos se mantuvieron cerca de la corte. La Capilla Real era un elemento importantísimo de gran prestigio. Capellanes, confesores… personajes que adquirieron un puesto de relevancia como el confesor de Fernando VII, el canario Cristóbal Bencomo, gracias al cual Canarias obtuvo la universidad -por ello el nombre de Universidad de San Fernando- y el obispado de Tenerife. “Se puede decir que Canarias tiene universidad gracias a un canario en la corte”, señala el autor. Intelectuales como Juan de Iriarte, pintores como Luis de la Cruz y Ríos, músicos como Teobaldo Power...la lista es enorme.