7.000 kilos de verduras y carne y un escaldón con 250 kilos de gofio satisfacen a más de 6.000 comensales en el barrio de La Orotava
El barrio de La Florida de La Orotava continúa inmerso en sus festejos en honor a San Antonio Abad, y ayer por la tarde acogió uno de los actos más populares y entrañables: el tradicional puchero canario, uno de los mayores y más sabrosos que se realizan en el Archipiélago, como bien supieron apreciar los más de 6.000 comensales que se dieron cita desde el mediodía para saborear un plato elaborado con los mejores productos que crecen en la tierra de ese municipio norteño. Y para tantos platos hacen falta muchos kilos de verduras y de carnes, tantos que para hacerse una idea., solo de perejil se picaron 20 kilos para el majado que se repartiría luego en un total de 74 calderos o perolas, algunas de ellas capaces de albergar hasta 100 kilos. En total más de 7.000 kilos de verduras y carnes guisadas con fuego de leña.
La comisión de fiestas de la Asociación San Antonio Abad y el Club de la Tercera Edad se encargaron de la elaboración, para la que contaron con la colaboración de vecinos y otros colectivos del barrio que preparan a lo largo de todo el año esta fiesta pues la mayor parte de las verduras se plantan en las fincas de los vecinos. Como el vino, un caldo tinto estupendo hecho con los frutos de las viñas que crecen en este agradecido paraje de La Orotava.
Y qué decir del gigantesco lebrillo en el que durante horas se amasó el escaldón, con gofio hecho en uno de los molinos más antiguos del lugar. Fueron en total 250 kilos de mezcla de trigo y millo tostados que hicieron las delicias de aquellos que prefieren el tradicional plato de verduras y carne amasado remojado con mojo verde de cilantro. Y cuando todo el mundo estuvo servido, la organizó permitió que los vecinos volvieran a pasar por delante de los calderos con sus recipientes para llevar más a casa.
Entre los asistentes más conocidos no faltaron el alcalde de la Villa de La Orotava, Francisco Linares; su antecesor en el cargo, Isaac Valencia; el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso; los vicepresidentes de la institución insular, Efraín Medina y Aurelio Abreu; el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; y alcaldes de la comarca como Manuel Domínguez (Los Realejos) o Lope Afonso (Puerto de la Cruz), tampoco faltó el presidente regional del Partido Popular, Asier Antona. No hubo declaraciones, no pronunciaron palabra alguna; solo comentaron que "el puchero estaba buenísimo".
Linares destacó la "labor colaborativa de la gente de este barrio ya que muchos de ellos han plantado exclusivamente hace cinco o seis meses los productos que consumimos ahora en el puchero, salvo las habichuelas que, como no estamos en temporada, se compran a través de las donaciones económicas que hacen los vecinos quienes también ponen la mano de obra porque todo esto hay que prepararlo, cocinarlo y repartirlo".
Añadió que el tradicional puchero de La Florida es un proyecto comunitario que continúa todo el año porque además de esta cita gastronómica, la Asociación de Vecinos "tiene seis o siete proyectos educativos, turísticos y culturales de primer nivel".
Fue hace 44 años cuando comenzó esta iniciativa que es hoy una tradición y que se ha convertido en una unidad didáctica que se explica en los colegios del municipio a los alumnos para que no se pierda la historia ni la tradición, como explicó el alcalde de La Orotava. "Es estupendo que cuando se produzca un cambio generacional, continúen con el acervo que esta cita supone para los vecinos y quienes nos visitan cada año".
Juan Manuel González Pacheco estuvo horas amasando puchero con gofio en un enorme lebrillo, y lo hace desde 1992. No podía ser otro quien lo hiciera, aunque le acompañen en esta tarea otros amigos y vecinos porque como recordó: "Fue mi padre quien inició esta tradición de amasar el gofio en un lebrillo de estas características hasta que enfermó en 1992, falleciendo luego en 1998". Un gran lebrillo y una gran pala para remover una deliciosa mezcla para la que se emplearán "entre 250 y 300 kilos de gofio de trigo y millo".
"Yo me he quedado, por así decirlo junto al compañero Berto, como responsable de la tarea de revolver el gofio con el puchero". Que nadie piense que Juan Manuel González solo da vueltas a su pala en el lebrillo. Antes de comenzar con la dura tarea que supone remover, amasar o sobar kilos y kilos de gofio, tanto él como su compañero de fatiga, se llenaron el estómago con sus raciones de puchero. Desde luego que no podía ser de otra manera si no se quiere caer rendido por el duro trabajo y el calor que desprende el fuego de leña que arde al lado del lebrillo.
"Normalmente siempre comemos puchero antes de empezar a amasar porque desde las dos de la tarde hasta seis más o menos que estamos dando vueltas no habría nadie que lo aguantara".
La tradición comenzó cuando la gente venía a la feria de San Antonio Abad con sus animales y a alguien se le ocurrió hacerlo para que pudieran comer ante la imposibilidad de dejar los animales para ir a comer a algún bar cercano. Según cuenta González Pacheco, "todo empezó con un par de calderitos y fíjese a lo que hemos llegado ya, a un puchero de más de 7.000 kilos".
Agapito Pérez Estrada es el encargado de vigilar el fuego y, previamente, cortar la carne salada como las costillas que se metieron en los calderos. "Esto es algo muy especial donde colaboran todos los vecinos para que salga lo mejor posible. Así que cada uno tiene un cometido, nos coordinamos y al final sale todo muy bien", señaló
Esther Pacheco Hernández es la coordinadora de la cocina y de cabeza señaló que para elaborar el puchero que se degustó ayer se utilizaron 1.350 kilos de chayotas, 1.350 kilos de calabaza, unas 800 coles, 700 kilos de papas, 80 kilos de garbanzos, 80 kilos de bubangos, 80 kilos de zanahorias, 80 de habichuelas, 80 de piñas de millo, 20 kilos de perejil, 60 kilos de batata; 700 kilos de carne de cochino y 117 gallinas. Y para hacer el majado, asegura, "estuvimos cinco horas pelando y picando ajos".
"Está del diez, miniño "
"Está buenísimo. Está del diez", señaló Narcisa Luis, romera mayor de la Tercera Edad, mientras que Nélida Hernández destacó que "el vino se va solo". "Sí, miniño, el vino te anima que no veas para bailar con la parranda, porque es importante comer y bailar luego". "El tiempo, la verdad, es que nos acompaña, espero que esté igual de bien para la Romería de este domingo", subrayó Olga Martín.
"Yo estoy muy contenta de que me hayan elegida romera mayor, porque tengo 81 años y disfrutar esto me hace sentir muy satisfecha de llegar a esta edad". Añadió que "todos los años participo en la preparación del puchero y este viernes estuve ayudando a pelar verduras, no se vaya a creer", dijo Narcisa Luis.
Y después de la fiesta hay que dejarlo todo pulcramente limpio. De los primeros cacharros se encargaron Goyi Báez y Chonchi Pérez aunque es una tarea en la que luego, tras la comilona, se apunta mucha gente porque esta es una tarea esencial para que las perolas queden en perfecto estado revista para el año que viene. "Es muy divertido", asegura Goyi Báez quien añade que "el cura se apunta a la tarea luego, incluso, el año pasado el obispo Bernardo Álvarez también se unió a lo de raspar con agua y jabón los cacharros "como uno más".
Fotos: Delia Padrón