El Crispín villero, que cumple en esta edición 41 años de historia, lució una alegoría inspirada en la temática de este año ‘La Villa de la Fantasía’. Un año más, se contó con la participación de numerosos vecinos y grupos del Carnaval, vestidos de desconsoladas viudas, monjas o curas, entre otros. El concejal de Fiestas, Alexis Pacheco, acompañado de otros miembros de la corporación municipal, también participó disfrazado para la ocasión y fue quien, junto a un grupo de viudas alegres, prendió mecha para quemar al muñeco.
El personaje de Crispín nació en 1979 por iniciativa de Rigoberto González, actualmente dueño de la fábrica de mármoles La Milagrosa y en aquella fecha concejal de la nueva corporación democrática. En La Orotava, en la etapa de la Dictadura, siempre salía por el casco un vecino de La Cancela amante de las fiestas carnavaleras, con un muñeco al hombro y disfrazado. Este osado villero recorría las calles cada Miércoles de Ceniza, pero tenía que tirar el muñeco y huir desde que veía a la policía represora, que no dudaba en perseguirlo año tras año. Rigoberto González, al acceder a la corporación municipal decidió recuperar estos populares festejos de Carnestolendas y hacer algo similar a lo que ya para muchos era una tradición, por lo que, a partir de esa fecha, se instaura que cada Miércoles de Carnaval (Miércoles de Ceniza) se celebre el entierro y quema del muñeco llamado Crispín.
Los primeros años del Entierro de Crispín, el muñeco se armaba en la fábrica de mármoles La Milagrosa, y recorría los barrios más significativos de la Villa, desde la Cruz del Teide hasta El Calvario, para luego ascender, en una primera etapa, hacia la plaza del ayuntamiento, y en una segunda, a la Plaza de la Constitución. Desde hace unos años se trasladó la quema en la plaza del V Centenario, y en esta ocasión se cambia el punto de partida hasta la Plaza del Ayuntamiento y se mantiene la quema en el Quinto Centenario. Durante 25 años se mantuvo la costumbre de brindar a los participantes en el cortejo fúnebre y a los vecinos que acudían a verlo con sardinas asadas, vino y pan. Tradición que ya no se realiza.
El actual Entierro de Crispín es organizado por la concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de La Orotava, que siempre ha intentado no perder la esencia integradora y colaboradora de los vecinos amantes del Carnaval y de los colectivos que más participan en estas fechas, verdaderos protagonistas en esta popular fiesta.