De la cueva a la casa de teja, pasando por el pajar (II). La evolución del hábitat en las medianías del Valle de La Orotava

29/04/2013

Los antiguos canarios, utilizaron la cueva natural como habitación o lugar de enterramiento, constante que se da sobre todo en las islas más escarpadas y montañosas mientras que las más orientales, allá donde se carece de este accidente orográfico, se labra la toba volcánica para construir su vivienda formando en ocasiones auténticos poblados trogloditas: La Atalaya y Hoya de Pineda en Gran Canaria o la presencia de estas construcciones en numerosos pagos del Sur de Tenerife. Son en las cuevas excavadas donde podemos encontrar una distribución más numerosa de su interior, haciéndolas más habitables. Tanto en uno como en otro caso, estas primitivas viviendas se han seguido habitando hasta la actualidad.

En aquellos lugares donde se carecía de cuevas naturales o la dureza de los materiales impedía labrar la piedra para construir un lugar donde habitar aparece la cabaña o choza. Estas construcciones de planta diversa: rectangular, cuadrada, cruciforme,… solían estar cubiertas de ramas y barro y constituían a menudo auténticos poblados. Muchas de estas construcciones han llegado hasta nuestros días e incluso han sido modelo o base para construir otras similares para ser utilizadas como cobijo de los pastores trashumantes que se desplazaban con el ganado hasta los campos de pastoreo de Las Cañadas del Teide hasta bien avanzados la primera mitad del siglo veinte.

Algo más evolucionadas y después de la conquista castellana aparecen las cabañas o chozas de cubierta vegetal, los pajares o pajales, frecuentes en las medianías de todo el Norte de Tenerife y en otras islas del Archipiélago como La Palma, El Hierro o La Gomera. Construcciones con muros de piedra seca de planta, generalmente rectangular sobre los que descansa un armazón de madera cubierto de paja de centeno, trigo o ramas de árbolesprovenientes del monteverde. Los pajares se encuentran generalmente en las zonas próximas a las lindes del monte, de ahí la presencia evidente de los materiales usados en su construcción.

Las medianías del Valle de La Orotava, aportan por tanto las materias primas necesarias para la construcción de viviendas sencillas debido a la carencia de otro tipo de materiales y de los recursos económicos necesarios de los habitantes de la zona para acceder a ellos. El monteverde, bosque de la laurisilva, aporta la madera necesaria para enmaderar y enlatar el armazón de la construcción que más identidad y diferencia da a esta zona del Valle de La Orotava, los pajares. Las piedras, por otro lado abundantes, salen de las canteras de los alrededores y de las sorribas, por último el tapumen del aprovechamiento de la paja producida por las sementeras de los cereales. Toda esta serie de elementos naturales que produce el entorno proveen de los materiales necesarios para la construcción de los “pajales”.

Resulta significativa la carencia, casi total, de casas terreras cubiertas de teja, en esta zona del Valle y en Pinolere en particular. Hay que tener en cuenta que la transformación arquitectónica de la zona se desarrolla a partir de que se accede a la propiedad de la tierra -década de los años setenta del pasado siglo- pues hasta el momento, el señor, tenía otras preocupaciones que no eran precisamente la mejora de la calidad de vida de los habitantes de Pinolere. Es en este momento cuando comienzan a aparecer las casas de plancha, “de azotea”.

Quisiéramos destacar en esta pequeña aportación la importante labor que viene desarrollando en los últimos lustros, la Asociación Cultural Pinolere en pro del estudio, conservación, recuperación y divulgación del patrimonio etnográficos de las medianías del Valle de La Orotava y de la arquitectura popular en particular. Sobresaliendo, los singulares vestigios de la arquitectura de cubierta vegetal, los pajares o pajales que tuvieron como refrendo importante el II Congreso Internacional de Casas de Cubierta Vegetal celebrado en Pinolere, en el mes de octubre de 2009; así como numerosas acciones realizadas en el Parque Rural de Anaga, El Pozo de las Calcosas en la Isla de El Hierro o últimamente, en la isla de La Palma contando para ello con el apoyo de numerosas instituciones públicas y privadas.

 

 – Por Rafael Gómez de León *

* Maestro y director técnico de la Asociación Cultural Pinolere
 



 Fuente: diariodeavisos.com