El Gobierno de Canarias ha declarado, recientemente, Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de 'Sitio Etnológico', el acueducto de los molinos de La Orotava,
De esta forma, se culmina un expediente que se incoa en octubre de 1970 por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia, y ha pasado por diversos trámites durante estos 36 años. Destacando que en el año 2002, la Consejería de Cultura del Cabildo de Tenerife establece la descripción y la delimitación del BIC, y modifica la categoría que se le establecía de Monumento Histórico Artístico por la de Sitio Etnológico. Un año después eleva el expediente al gobierno regional, que declara finalmente el BIC el pasado 4 de julio y lo publica en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) el 13 de julio, dándole así la máxima protección contemplada en la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias.
HISTORIA
La relevancia socioeconómica de los molinos en La Orotava se remonta a finales del siglo XVI, una vez concluida la conquista de la Isla. El rápido reparto de tierras y el paulatino desarrollo urbano de la Villa se debe en gran parte a la riqueza hídrica de la zona y que se centra en los manantiales de Aguamansa. Su caudal fue canalizado a través de una acequia, que recogía mediante canales de madera los remanentes de las fuentes de Agua Grande, El Pino, Hidalgo o Taboco. Esta conducción atravesaba el núcleo urbano de sur a norte para finalizar en sendos estanques que permitían el riego de las tierras bajas e intermedias. A lo largo de la misma se sucedieron hasta trece molinos de agua (algunos de los cuales han desaparecido) y espacios utilizados como lavaderos públicos.
Estos molinos, originalmente fabricados en madera, fueron remplazados en obra de mampostería a partir de finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, incorporando tramos sobre arquerías de muy distinta tipología: apuntada, medio punto o rebajada, entre otras. La conducción atravesaba todo el núcleo urbano y finalizaba en estanques que servían para el riego. En este entramado, los molinos alcanzaron un importante papel.
Así, aunque La Orotava llegó a contar con 13 molinos, en la actualidad sólo conserva 10, en mayor o menor grado de conservación, y de éstos sólo funcionan dos, el de Chano (conocido como Molino de Arriba) y La Máquina, (conocido como Molino de Abajo).
Estas instalaciones se alinean a través de la Villa de Arriba, continúan bordeando la plaza de San Francisco y finalizan en la trasera de la Casa Lercaro. La morfología actual de estas infraestructuras hidráulicas es bastante uniforme, preservando todos ellos el cubo (configurado por prismas superpuestos), donde se vertía el agua que caía de la atarjea y propiciaba el movimiento de la maquinaria de molienda. Asimismo, se conserva la antigua casa del molinero y las dependencias anejas (muchas de ellas al aire libre), aunque en la mayoría de los casos tanto su uso como la organización interior del espacio se han transformado, destinándose a residencia.
Respecto al acueducto o atarjea que recorría la Villa de norte a sur, sólo quedan cortos tramos en mampostería, a modo de arquerías sobre pilares adosados a los cubos de determinados molinos.
DELIMITACIÓN
La delimitación del BIC del 'Acueducto de los Molinos' se configura por siete islotes de protección que se suceden de Norte a Sur y que tienen como elemento aglutinante los molinos propiamente dichos. La acotación incluye, igualmente, los antiguos lavaderos de la calle Castaño. El agua de la acequia principal era desviada hacia ellos, donde las lavanderas desempeñaron su oficio hasta fechas relativamente recientes (mediados del siglo XX); remontándose su origen, con seguridad, al siglo XIX. Forman, por tanto, un elemento inseparable desde el punto de vista del aprovechamiento histórico del agua en la Villa de La Orotava, utilizado como fuerza motriz, para el abasto público, para labores de higiene y, por último, para riego.
Finalmente, se incluye en esta demarcación un tramo del denominado Camino de la Sierra, que constituye un buen ejemplo de obra de ingeniería rural, con unas características constructivas singulares que muestran un notable estado de conservación. Corresponde al modelo de camino enlosado o empedrado, construido sobre un cimiento o capa inferior al que se le superpone un núcleo de barro compactado y sobre el que se fija el empedrado superior con piedra encabezada. La superficie empedrada se encaja y ordena mediante cintas maestras, configuradas por grandes piedras labradas. El camino parte de la ermita de Santa Catalina hasta conectar con la carretera C-821 (La Orotava-El Portillo), si bien su tramo inicial se encuentra asfaltado. No obstante, el resto del trazado -en una longitud de unos 700 m- ofrece un buen estado de conservación. La importancia histórica de esta vía radica en que conectaba la Villa de Arriba de La Orotava con la zona de monte, y a través del mismo se acarreaba la madera extraída de los altos del Valle y el resto de los productos recolectados en la zona forestal y de cumbres. Por sus márgenes discurrían las canalizaciones y atarjeas que traían el agua de abasto al núcleo urbano o para el riego del terrazgo procedentes de los manantiales de Aguamansa, siendo éste el motivo por el que se incluye en esta delimitación.
El primero de los islotes acoge los molinos del Hoyo y de La Máquina, localizados en la trasera de la Casa Lercaro y en el inmueble vecino de ésta, respectivamente. El segundo está situado en la Plaza de San Francisco, donde se localiza un segundo molino, frente al Hospital de la Santísima Trinidad.
El tercero ocupa un tramo de la calle Domingo González García, extendiéndose a ambos lados del eje de la misma. En este islote se localizan otros dos molinos, así como los antiguos lavaderos, que también son objeto de protección. El cuarto se centra en el molino de la calle San José, esquina calle Domingo González García. El quinto corresponde al de los molinos de la calle San Juan y del Cubo Alto. El sexto engloba el último de los molinos y el tramo de canalización sobre arquería que desemboca en su cubo. Y el último de los islotes corresponde al tramo indicado del Camino de la Sierra, comprendido entre el punto donde es atravesado por el barranquillo de Araujo y su conexión con la carretera C-821 al Portillo.
La delimitación se justifica por la necesidad de establecer un entorno de protección alrededor de los diferentes hitos patrimoniales que configuran el Bien de Interés Cultural; esto es, los molinos de agua y la canalización que los conecta, así como las antiguas casas de los molineros, los antiguos lavaderos y el tramo del Camino de la Sierra que se protege. Los entornos de cada uno de los islotes se han fijado incluyendo los inmuebles colindantes, muchos de los cuales responden a patrones de arquitectura tradicional, cuyos rasgos constructivos deben ser conservados por contribuir a la revalorización del paisaje histórico del enclave de los molinos. En otros casos, se incluyen inmuebles modernos o solares, lo que se justifica por la necesidad de garantizar que las transformaciones que les afecten no generen impactos sobre los elementos patrimoniales, la contemplación de sus valores o su estudio.
El concejal del área de Patrimonio del Consistorio villero, Narciso Pérez, valora esta declaración BIC para los molinos de la Villa y a favor del patrimonio municipal. Aunque resalta que estas instalaciones poseen protección integral al estar incluidos en el Catálogo Arquitectónico.