Esta histórica infraestructura hidráulica permitió que la Villa fuera el primer municipio de Tenerife en tener alumbrado público generado por electricidad.
El alcalde de La Orotava, Francisco Linares, valora que el municipio recupere el acueducto ubicado en el barrio de Colombo, un elemento de interés industrial que forma parte del patrimonio cultural y de gran importancia histórica para la localidad. En estos días ha comenzado la restauración de esta infraestructura hidráulica vinculada a la primera central hidroeléctrica de la Villa, situada en el paraje de Hacienda Perdida y que permitió a La Orotava ser el primer municipio de la isla de Tenerife en disponer de alumbrado público generado por energía eléctrica, el 1 de diciembre de 1894. No obstante, el acueducto fue erigido tres años más tarde, en 1897, durante los trabajos de mejora de la instalación inicial.
Cuando se cumplen ciento veinticinco años de su construcción y, atendiendo a una antigua reivindicación de los vecinos del barrio, se recupera este singular recurso patrimonial de naturaleza industrial para su puesta en valor como un elemento indispensable en la historia eléctrica de La Orotava. Para ello, el consistorio orotavense ha decidido apostar por la rehabilitación del acueducto con recursos propios, y siguiendo las pautas en materia de intervención sobre bienes del Patrimonio Cultural. Las actuaciones de restauración de esta singular canalización, según el proyecto redactado por la oficina técnica municipal, consisten en la reparación de los pilares que presentan un mayor grado de deterioro, reparación de los tramos de tubería conservados y acondicionamiento del entorno ambiental más próximo soterrando las conducciones de telefonía y electricidad. También se instalará un soporte informativo en el que se expondrán los detalles de esta singular obra, su funcionalidad original y trascendencia histórica. La inversión total municipal asciende al importe de 31.982 euros, que aporta el área de Servicios Generales que dirige Yurena Luis.
Linares asegura que este espacio constituye, sin lugar a duda, “una de las más singulares manifestaciones que integran el patrimonio cultural de La Orotava por su naturaleza, originalidad y funcionalidad”, por lo que su rehabilitación supone no solo la recuperación y difusión de un elemento de gran importancia histórica, aún desconocida para buena parte de la población, sino también la revalorización de una infraestructura única en Canarias por sus características morfológicas.
La concejala delegada del área de Patrimonio Cultural, Delia Escobar, subraya que esta intervención “no solo atiende a una vieja reivindicación vecinal, sino que representa una muestra más de la decidida apuesta que, desde hace años, lleva a cabo el consistorio villero para recuperar cada una de las señas de identidad que constituyen el amplísimo legado patrimonial de la localidad en todas sus variantes”. Así, este Acueducto de Colombo tiene un significativo interés no solo desde el punto de vista histórico sino también desde una perspectiva etnográfica e industrial, erigiéndose en una relevante obra de ingeniería de finales del siglo XIX.
Historia
El impulsor de este proyecto fue el ingeniero militar y diputado a cortes Ricardo Ruiz y Aguilar, fundador y primer director de la Sociedad Eléctrica de Orotava (SEO), quien había obtenido la adjudicación, mediante subasta pública, de la concesión del servicio de alumbrado público por un periodo de veinte años, a cambio del abono de un canon anual inicial de 3.900 pesetas. El caudal de agua destinado a la generación de energía, suministrado por la comunidad denominada Heredamiento de La Orotava, era canalizado desde su nacimiento en la cuenca hidrográfica de Aguamansa hasta llegar a la anteriormente mencionada planta hidroeléctrica de Hacienda Perdida, la “Planta Vieja”, a través de la acequia principal que transcurría por los núcleos de El Velo, el Bebedero Alto, el Bebedero Bajo y Barroso. Tan solo tres años después su puesta en funcionamiento el incremento de la demanda del servicio eléctrico ocasionó que la infraestructura inicial resultara insuficiente para generar el suministro de electricidad requerido, por lo que la SEO decidió variar la ubicación de la tanquilla de distribución principal en aras de obtener un mayor desnivel y, por ende, una mayor fuerza de carga, siendo situada a una cota de 782 m sobre el nivel del mar – unos cincuenta metros por encima de la anterior aproximadamente -, e instalar una nueva tubería de carga, en este caso metálica, que partiría desde la nueva tanquilla apoyándose en sólidos pilares de mampostería para salvar el acentuado desnivel.