Esta celebración religiosa es todo un referente en el Archipiélago por su arte, historia, tradición y devoción. Por ello, aspira a ser Fiesta de Interés Turístico de Canarias
La Semana Santa de La Orotava es todo un referente en el Archipiélago, un verdadero exponente de arte, historia, tradición y devoción. Cada año participan miles de fieles, y son numerosos los turistas los que también se acercan a la Villa para admirar también esta solemne celebración por las calles del conjunto histórico. Pero este año, debido a las circunstancias por las que todos pasamos, y el Estado de Alarma, no se puede vivir como se ha hecho a lo largo de la historia en los centros religiosos y calles del municipio, pero sí se vive con Fe e intensidad dentro de muchos hogares. Son días de reflexión, para dedicarlos un poco a mirarnos hacia el interior para valorar todo lo que tenemos en múltiples sentidos por insignificantes que parezcan, e intentar ser mejores personas, más tolerantes y solidarios con los demás.
Actualmente está en trámite su declaración como Fiesta de Interés Turístico de Canarias. La Semana Santa villera, por su idiosincrasia, tiene valores suficientes y justificación para que tal declaración se conceda por parte del Ejecutivo regional, esperándose que sea lo antes posible desde la concejalía de Turismo y Patrimonio Histórico. Además, con este reconocimiento se pone en valor también la labor desinteresada de muchos vecinos, colectivos, hermandades, cofradías y parroquias que, a lo largo de la historia, han sabido conservar el gran legado patrimonial que constituye la Semana Santa de La Orotava. Y, por otro lado, contribuirá a una mayor proyección del municipio, valora el alcalde Francisco Linares.
Semana Mayor villera
La Semana Santa de La Orotava no se celebra por parroquia, sino es en realidad la Semana Mayor Villera. Hay una treintena de procesiones y medio centenar de pasos, destacando que no hay grupos escultóricos, excepto cuatro casos que son indivisibles: La Oración en el Huerto, El Nazareno con el Cirineo, La Piedad y el Cristo del Despojo. Entre otras procesiones cabe destacar la del Viernes de Dolores; el Señor del Despojo, el sábado; Domingo de Ramos las del Señor del burrito, el Señor Predicador y el Cristo del Huerto; el Santísimo Cristo de la Cañita (Lunes Santo); Las lágrimas de San Pedro (Martes Santo); Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia (Miércoles Santo); El Mandato y Santísimo Cristo a la Columna (Jueves Santo); El Encuentro, El Calvario, El Santo Entierro y del Silencio (Viernes Santo) y del Santísimo Sacramento (Domingo de Resurrección).
En La Orotava aún perviven hermandades centenarias como es el caso de la Hermandad del Santísimo Sacramento de la Parroquia de La Concepción, que es la primera de la Villa, creada en 1503. Más tarde, en 1560, en el Hospital de la Santísima Trinidad se funda la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Misericordia. En 1681 surge la Hermandad Sacramental de la Parroquia de San Juan Bautista y en 1758 se crea la Hermandad de la Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo a la Columna. Mientras que en 1864 se funda la Hermandad del Calvario, una de las más numerosas de cuantas desfilan en la Semana Santa villera. Otra cofradía con historia es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y ya en el siglo XX surgen otras como la Cofradía de Damas de Virgen de Gloria (1954); la Franciscana Hermandad del Santísimo Cristo del Huerto (1982); Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Santísima Virgen de los Dolores (1989); Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de Gracia (1991) y la Venerable Hermandad del Santo Entierro (1992). Y del siglo XXI es la Venerable Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Despojo, en concreto de 2004.
COMPONENTE DEVOCIONAL
La conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo en la Villa de La Orotava representa la puesta en escena de uno de los principales acontecimientos socioculturales que ha alcanzado una notable relevancia en la localidad desde sus orígenes, erigiéndose junto a las fiestas patronales y en especial junto a la Infraoctava del Corpus Christi, en la época en que La Orotava es visitada por un mayor número de personas. Durante el desarrollo de los eventos que constituyen la Semana Mayor de la Villa, adquiere un valor añadido el componente devocional que subyace en cada acto, individualizado en el recogimiento y reflexión personal de los presentes, acciones que no están reñidas con la contemplación de verdaderas obras de arte, personalizadas a su vez en los pasos procesionales que se apoderan de las calles durante esos días. En un pueblo caracterizado por su reconocida y ancestral tradición cultural e importante sustrato espiritual, se dan cita una serie de premisas patrimoniales durante la celebración de la Semana Santa, que la definen no sólo como una de las más importantes de la isla de Tenerife, sino también de las que cada año se conmemoran dentro del panorama regional. Premisas que van desde el magnífico escenario en el que se desarrolla, las calles de uno de los Conjuntos Históricos más singulares y por fortuna, mejor conservados del archipiélago, que se convierten durante más de siete días en la prolongación de una sucesión de significativos templos religiosos que custodian extraordinarias imágenes escultóricas de origen tanto local como foráneo, que son procesionadas sobre artesanales tronos de madera o andas de plata, conservados gracias al esfuerzo y dedicación de ancestrales hermandades, hasta la interpretación musical a cargo de la Agrupación Musical Orotava y el acompañamiento sonoro de la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan en la mayor parte de las procesiones, sin olvidar el canto de malagueñas y el Miserere en la noche del Jueves Santo, generando la evidencia de que el patrimonio arquitectónico, el plástico, el etnológico y el antropológico, se funden indisolublemente durante la celebración de la Semana Santa de la Villa de La Orotava.