Este espacio formó parte, hasta bien entrado el siglo XIX, del convento de monjas claras de San José, bajo la obediencia de los padres franciscanos. El convento pasó a ser propiedad municipal y finalmente derribado tras el decreto desamortizador de 1836. La Desamortización fue un proceso por el que numerosas propiedades de la iglesia pasaron a ser de propiedad pública. Una vez derribado el convento, esta parte de su solar se convirtió en la explanada perfecta para la celebración de eventos de carácter tradicional y popular. La actual apariencia de la plaza corresponde a la reforma de principios del siglo XX. El ajedrezado del suelo es una referencia masónica al Principio de Dualidad, mediante la utilización de los contrarios blanco y negro.
En los bancos de hormigón puedes ver el escudo de la Orotava, oficial desde 1905. El antiguo desapareció a finales del siglo XIX tras un incendio que destruyó el edificio del Ayuntamiento, sin que quedase ningún registro gráfico. Los dos dragones del escudo actual representan los custodios del mítico jardín de las Hespérides, que en la antigüedad se creía ubicado en Canarias, y también las dos laderas que limitan el Valle a este y oeste. En el centro se ve el colosal drago que existió en La Orotava en los jardines de la familia Franchy y Alfaro hasta el siglo XIX, en el que fue abatido durante una tormenta. Las cuatro manzanas de oro representan los cuatro pueblos que existían en el valle de La Orotava en el momento de la creación del escudo: La Orotava, Puerto de la Cruz, Realejo Alto y Realejo Bajo.
Desde 1919, los más de 900 metros cuadrados de esta plaza son utilizados como lienzo sobre el que se realiza la monumental alfombra de tierras de Las Cañadas del Teide. La alfombra de esta plaza en 2007 obtuvo el Record Guinness al mayor tapiz hecho con arena. La mayor parte de arenas con las que se realizan proviene de Las Cañadas del Teide y sus colores son naturales, sin ningún tipo de pigmentación posterior. Sus motivos son cristianos y se realizan durante las fiestas del Corpus Christi, entre mayo y junio.
Las alfombras son una de las mayores señas de identidad de la villa, así como motivo de reconocimiento nacional e internacional gracias a los cientos de miles de visitantes que recibe La Orotava cada año.
Más adelante en esta ruta pasaremos por el Museo de las Alfombras y tendrás la posibilidad de conocer más sobre su historia y manufactura.
Mira ahora hacia una de las casas que se encuentran en el perímetro de la plaza, con una curiosa pérgola de hierro forjado en el piso superior. Es la Casa Bethencourt y Castro. Allí vivieron María Rosa, Josefa y Rosario, las señoritas de Bethencourt y Castro, que fueron parte de la aristocracia villera a finales del siglo XIX, muy populares en su época por sus gustos extravagantes como adornarse con coronas de flores y pasear habitualmente en carruaje tirado por caballos en una época en la que ya existían los vehículos motorizados.
Avancemos calle arriba hasta el número 20 de la misma calle por la que veníamos para escuchar la siguiente pista.