La Virgen de Gracia de la Iglesia de San Agustín ha sido restaurada recientemente y desde el pasado viernes 24 de noviembre ha vuelto a este templo, a la hornacina central del altar mayor.
La restauración ha supuesto una inversión de 7.200 euros, de los que la Concejalía de Patrimonio Histórico aportó 5.000 euros a través del programa municipal "La Orotava Restaura", y el resto lo sufragó la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de Gracia.
Esta talla del siglo XVII (1670) pertenece al grupo de las vírgenes nodrizas. La Virgen se presenta de pie sosteniendo al niño Jesús en sus brazos. No porta ninguna clase de atributo que haga alusión a su advocación de la gracia. Sin embargo, sí tiene una peculiaridad que la identifica con la orden religiosa y convento de la que fue titular, este signo es la correa agustina que ciñe su cintura.
La restauración, que se inició el pasado mes de mayo, corrió a cargo de los restauradores Pablo Torres Luis y Leticia Perera González. Con carácter previo sometieron la imagen a un estudio radiográfico para conocer con mayor exactitud el alcance de los daños que afectan a esta talla de madera policromada, dorada y estofada. Posteriormente realizaron una investigación histórica y la fijación de la capa de preparación y demás estratos para garantizar su estabilidad. También se efectuó su desinsectación y catas para determinar la cantidad de original existente en la obra y el estado del mismo. Para luego proceder a la eliminación de algunas intervenciones que había sufrido y de los elementos metálicos que dañan la obra. Asimismo se llevó a cabo la limpieza con carácter selectivo para retirar algunos repintes, la capa de protección y suciedad superficial. Concluyéndose con encolados y refuerzos mecánicos; la elaboración de una nueva peana; el estucado; la reintegración cromática y la protección final para preservarla de agentes externos. Los materiales y procedimientos han sido elegidos siguiendo los criterios de reversibilidad, compatibilidad, estabilidad y legibilidad.
La principal causa que motivó su deterioro fue la presencia de insectos xilófagos en el reverso de la imagen, provocando en la parte inferior de ésta una gran pérdida de materia que llevaba consigo la falta de volúmenes y su estabilidad. Además, tenía grietas y fisuras debido al largo periodo de tiempo que ha estado expuesta a las oscilaciones de temperatura y humedad. Otro de los factores que han incidido en su deterioro es la inadecuada manipulación que ha recibido, unas veces para intentar subsanar el deterioro que padecía, sin lograrlo, y otras, que se realizaron para readaptar la concepción original de la imagen (rostro) al gusto propio de la época.
HISTORIA
La imagen de Nuestra Señora de Gracia (de 150 y 55 centímetros) llegó a Tenerife en 1671 y fue colocada en la ermita de San Roque, dado que el templo actual de San Agustín todavía no se encontraba terminado. Es en 1694, fecha en la que se concluye el actual inmueble religioso, cuando la imagen comienza a presidir el altar mayor como patrona de dicho templo.
La adquisición de esta escultura se le debe a Francisco Bautista Lugo del Castillo, que se valió de un intermediario en la corte de Madrid para adquirirla. La obra es del escultor portugués afincado en Madrid Manuel Pereira, mientras que la policromía es Felipe Sánchez.
En 1836 las leyes desamortizadoras del ministro Mendizábal expropiaron el convento a los frailes agustinos, que pasó a ser propiedad del Estado. Por lo que la iglesia del citado convento quedó sin culto. Posteriormente, el 21 de febrero de 1850, una real orden permite la donación oficial de este convento a la hacienda militar, aunque se excluye la citada iglesia. En el año 1930, el templo y la imagen de la Virgen fueron objeto de restauración, de la que se encargó Nicolás Perdigón Oramas, quien además le agregó un nuevo Niño Jesús. Y en el año 2003, la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón hace oficial la incorporación de la imagen de Nuestra Señora de Gracia como titular de dicha hermandad, recuperando así su cuidado y culto.
La restauración ha supuesto una inversión de 7.200 euros, de los que la Concejalía de Patrimonio Histórico aportó 5.000 euros a través del programa municipal "La Orotava Restaura", y el resto lo sufragó la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de Gracia.
Esta talla del siglo XVII (1670) pertenece al grupo de las vírgenes nodrizas. La Virgen se presenta de pie sosteniendo al niño Jesús en sus brazos. No porta ninguna clase de atributo que haga alusión a su advocación de la gracia. Sin embargo, sí tiene una peculiaridad que la identifica con la orden religiosa y convento de la que fue titular, este signo es la correa agustina que ciñe su cintura.
La restauración, que se inició el pasado mes de mayo, corrió a cargo de los restauradores Pablo Torres Luis y Leticia Perera González. Con carácter previo sometieron la imagen a un estudio radiográfico para conocer con mayor exactitud el alcance de los daños que afectan a esta talla de madera policromada, dorada y estofada. Posteriormente realizaron una investigación histórica y la fijación de la capa de preparación y demás estratos para garantizar su estabilidad. También se efectuó su desinsectación y catas para determinar la cantidad de original existente en la obra y el estado del mismo. Para luego proceder a la eliminación de algunas intervenciones que había sufrido y de los elementos metálicos que dañan la obra. Asimismo se llevó a cabo la limpieza con carácter selectivo para retirar algunos repintes, la capa de protección y suciedad superficial. Concluyéndose con encolados y refuerzos mecánicos; la elaboración de una nueva peana; el estucado; la reintegración cromática y la protección final para preservarla de agentes externos. Los materiales y procedimientos han sido elegidos siguiendo los criterios de reversibilidad, compatibilidad, estabilidad y legibilidad.
La principal causa que motivó su deterioro fue la presencia de insectos xilófagos en el reverso de la imagen, provocando en la parte inferior de ésta una gran pérdida de materia que llevaba consigo la falta de volúmenes y su estabilidad. Además, tenía grietas y fisuras debido al largo periodo de tiempo que ha estado expuesta a las oscilaciones de temperatura y humedad. Otro de los factores que han incidido en su deterioro es la inadecuada manipulación que ha recibido, unas veces para intentar subsanar el deterioro que padecía, sin lograrlo, y otras, que se realizaron para readaptar la concepción original de la imagen (rostro) al gusto propio de la época.