Los trabajos de la segunda fase del proyecto de ampliación y mejora de la Carretera TF-21 (La Orotava-Aguamansa) "marchan a muy ritmo", según informa la concejala delegada de Servicios Generales, Johana Santos, quien recientemente visitó la obra junto con el alcalde de la Villa Isaac Valencia Domínguez y el edil de Obras, José Luis Hernández.
Los trabajos de esta segunda etapa abarcan el tramo comprendido entre los puntos kilométricos 8'3 y 10'2. La actuación comienza, concretamente, en el barrio de Aguamansa, a la altura de la Piscifactoría, y se prolonga unos dos kilómetros en dirección hacia el centro urbano del municipio, ya que es la parte de la carretera que en peor estado se encuentra, y en la que se hace más necesario actuar. En este sentido hay que recordar que hace unos meses se culminó el primer tramo que se desarrolló entre El Recodo y el cruce del Camino El Sauce con Camino La Sierra. Mientras que desde este punto hasta Barroso -- área intermedia de más de 2´5 kilómetros-- también más atrás actuó, por petición del Consistorio orotavense, el Área de Carreteras del Cabildo de Tenerife con la mejora del firme y el acondicionamiento de cunetas y zonas verdes. Esta intervención, que supuso una inversión de 192.000 euros, era muy necesaria ante el mal estado de la calzada en esta zona. Y una vez se concluya la segunda fase que se lleva a cabo en la actualidad, se rematará el proyecto global ejecutando la ampliación y mejora de la carretera en este tramo intermedio.
Johana Santos informa de que el proyecto de la segunda fase que se ejecuta actualmente, que se adjudicó en abril del presente año a la empresa Fomento Construcciones y Contrata (FCC), tiene un plazo de ejecución de dos años.
El presupuesto de esta segunda fase supera los 4´5 millones de euros, aproximadamente. Aunque la inversión global de la ampliación y mejora de en el área de intervención de esta carretera, que comprende desde la zona de El Recodo hasta la Piscifactoría de Aguamansa, se estima en más de 24 millones de euros. La obra integral comenzó hace ya cuatro años, y es respalda económicamente por el Gobierno de Canarias, además de contar con las colaboraciones del Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento villero.
La iniciativa persigue mejorar la seguridad en toda la carretera por la que circulan diariamente numerosos vehículos y peatones, por lo que entre otras cosas se pretende hacer un trazado más rectilíneo mediante la supresión de unas 55 curvas. También se amplían los dos carriles; se crean cinco rotondas para distribuir mejor el tráfico en puntos conflictivos y de acceso a otros barrios; se habilitan ramblas y arcenes y se incluyen otros elementos como un puente, un paso inferior, un mirador y siete intersecciones con carril intermedio de espera.
Por otro lado, se levantan muros de contención en piedra natural, que a la par de su función protectora, minimizan el impacto sobre el paisaje de la zona. Y por razones imperantes de seguridad vial desaparecen algunos árboles, aunque la mayoría se conservan. Así una vez que concluya la actuación se habrán plantado 730 árboles nuevos y se trasplantan 110 de los ya existentes.
Asimismo, el proyecto incluye la instalación del alumbrado en toda la vía, y la adecuación del sistema de drenaje transversal para favorecer la evacuación de las aguas pluviales y evitar la inundación de la calzada. A la par que se contempla la mejora de los numerosos accesos y cruces de caminos anexos a la vía, dado que carecen de las condiciones mínimas de seguridad y suponen un peligro para los peatones y el tráfico rodado.