Un total de 350 alumnos del tercer ciclo de educación primaria se han beneficiado del proyecto "Educar para la sostenibilidad desde la escuela: un aprendizaje compartido", una actividad promovida desde el Centro de Educación Ambiental dependiente del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de La Orotava que dirige Manuel Ángel Martín. Los CEIP Infanta Elena, Santa Teresa de Jesús, Inocencio Sosa, La Concepción, San Agustín, Domínguez Alfonso, Manuel de Falla, y el de Aguamansa han sido los ocho colegios que se han comprometido en el presente curso escolar a trabajar por la calidad ambiental y la sostenibilidad del centro educativo y su entorno.
Las actividades, que se han desarrollado durante seis meses, entre la segunda quincena de septiembre de 2009 y la primera de pasado mes de marzo, han pretendido sensibilizar al alumnado, así como al resto de la comunidad educativa, con la problemática ambiental de su entorno y prepararlos para actuar responsablemente en el desarrollo de una sociedad ecológicamente sostenible. No obstante, se incidió especialmente en el cambio climático y la necesidad de aprovechar y controlar el recurso del agua.
Conservación del entorno
Por tanto, durante las jornadas dedicadas a este proyecto en las aulas de 5º y 6º de primaria de los colegios partícipes, tanto los alumnos como los profesores, realizaron actividades relacionadas con la conservación del entorno y se familiarizaron con actuaciones que pueden ayudar a frenar el cambio climático. Así, las acciones de este didáctico proyecto incluyeron obras de clasificación y recogida selectiva de los residuos generados y la reutilización de materiales.
Como ejemplo, en el caso del reciclaje, los alumnos crearon sus propios contenedores en los que depositar los residuos seleccionados. Con otros trabajos se incidió en la necesidad de favorecer el ahorro energético y en la utilización de sistemas de reducción y control de recursos básicos como el agua. También se inculcó el uso del transporte público en detrimento del privado con el fin de contribuir en la disminución de las emisiones de dióxido de carbono. Además de trabajarse en la seguridad vial y peatonal. Con juegos amenos aprendieron a reutilizar y valorar los recursos naturales. Y con otros trabajos prácticos, talleres y visitas a diversos centros como el PIRS y las estaciones de tratamiento de aguas potables y de descontaminación de aguas residuales, adquirieron mayor sensibilidad con su entorno.
"Éstas y otras actividades -- incide el concejal Manuel Ángel Martín -- han permitido involucrar a los más pequeños en asuntos que afectan a la calidad ambiental de su centro y del municipio, haciendo del colegio un ejemplo de práctica responsable y respetuosa con el medio ambiente". Se ha habituado a los estudiantes a participar, cooperar, tomar decisiones e implicarse en los asuntos que afectan a la calidad ambiental de su centro, del municipio y del patrimonio natural en general. En este sentido, el edil puntualiza que es necesario fomentar desde edades tempranas los valores ciudadanos, "estando entre ellos la conservación del medio natural".
Los centros participantes crearon un comité ambiental formado por alumnado, profesorado, personal no docente, y padres y madres, que se encargó de elaborar el diagnóstico de punto de partida para elaborar el plan de acción, con propuestas y compromisos de mejora, según las condiciones de cada colegio. Luego se creó un foro municipal escolar entre los centros colaboradores en esta iniciativa en el que se presentan los diagnósticos que tienen relación con la gestión municipal de residuos o las acciones de mejora.
Aprender a vivir de manera más sostenible
Manuel Ángel Martín entiende que "las entidades y asociaciones ciudadanas, las empresas y profesionales, las instituciones públicas, así como todas y cada una de las personas que convivimos en la ciudad, tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad en el desarrollo de los proyectos de sostenibilidad a escala local. Su éxito o fracaso también depende de todos nosotros".
"En este contexto -- insiste -- los centros educativos son un caso particular: la comunidad educativa constituye un pequeño modelo de ciudad en el que es posible ensayar proyectos y soluciones a escala reducida. La escuela puede ser un buen lugar donde imaginar y experimentar estrategias para vivir de acuerdo con los principios de sostenibilidad en la práctica diaria. Es un lugar idóneo para aprender a vivir de manera más sostenible a partir de los descubrimientos y propuestas de todos sus miembros, porque da la posibilidad de una participación real, necesaria para este proceso". "En el marco de un colegio es posible debatir abiertamente los problemas que se tienen que resolver, decidir conjuntamente cuáles son las prioridades y cuáles son las propuestas más adecuadas para llevarlas a cabo, y ejecutar y controlar las decisiones tomadas colectivamente", puntualizó el edil.