Los ayuntamientos del Norte de Tenerife con más guachinches en su territorio esperan que el Gobierno de Canarias acelere los trámites para aprobar cuanto antes la ansiada regulación legal de estos establecimientos de venta de vino y comida. Los gobiernos locales de municipios como La Orotava, La Matanza, Los Realejos o La Victoria reconocen que el fenómeno de los guachinches se ha desbordado, y en gran medida desvirtuado, por lo que piden a la administración regional que apruebe lo antes posible la modificación legal que permita a los ayuntamientos conceder o denegar licencias a estos negocios ahora ilegales.
El edil de Desarrollo Local y Agricultura de La Orotava, Felipe David Benítez (CC), asegura que "se ha pasado del viticultor que abría el guachinche unos meses para vender su vino a la gente que por no cumplir los requisitos de abrir un bar o un restaurante abre un supuesto guachinche. En la actualidad existe un descontrol total y absoluto, y esta situación ya se nos escapa de las manos".
Benítez reconoce que en La Orotava "pueden existir casi 200 guachinches y hasta la fecha ya hemos recibido denuncias contra cinco, tanto por parte de empresarios como de vecinos". A su juicio, "los guachinches no pueden ser un plan B para eludir la ley".
El alcalde de La Victoria, Haroldo Martín (CC), considera que "se está en el buen camino, pero la regulación de estos establecimientos debe aprobarse con la mayor urgencia posible. El Gobierno de Canarias se ha comprometido a presentarnos un borrador de propuesta antes de un mes, que luego tardaría unos cinco meses más hasta entrar en vigor. Si en lugar de en cinco meses, se puede aprobar en dos, mejor que mejor".
El edil de Urbanismo y Agricultura de La Matanza de Acentejo, Miguel Ángel Pérez Pío (PSC), también aboga por regular "cuanto antes", y subraya que el problema no son los guachinches auténticos, "sino que este fenómeno se ha desvirtuado y hay algunos listos que incluso se atreven a organizar bodas y bautizos sin cumplir la ley. Y eso perjudica al viticultor que de verdad quiere vender su vino en un salón durante un mes o dos al año".
La alcaldesa de Santa Úrsula, Milagros Pérez (PP), también espera que la regulación se apruebe pronto "para que los ayuntamientos no sean los únicos malos de la película y tengamos instrumentos suficientes para que no exista esa competencia desleal".
El alcalde sauzalero, Mariano Pérez (CC), encontró hace años la fórmula para evitar problemas con los guachinches: "Nosotros siempre exigimos que se cumpla la legislación vigente y que se abran con todos los requisitos que requiere un restaurante o una tasca, aunque solo sea para funcionar dos o tres meses".
Algo similar ocurre en Tacoronte, donde según indica su alcalde, Álvaro Dávila (CC), "el ayuntamiento nunca ha permitido su creación. Puede que exista alguno escondido, pero si se detecta y no cumple, se cierra. Cuando se regule, si alguien quiere abrir uno, pues podrá hacerlo".
En general, los gobiernos locales de Acentejo y el Valle de La Orotava apuestan por conservar los guachinches, pero de una forma regulada, para evitar que sirvan de amparo a restaurantes ilegales.
Fuente: El Día (Raúl Sánchez)