Esta edición es un nuevo monográfico sobre los oficios tradicionales en el tiempo
La asociación cultural Pinolere continúa con su amplio trabajo en pro de rescatar, recuperar, conservar y proyectar las costumbres y tradiciones del archipiélago canario. En esta ocasión, y antes de culminar el presente 2022, presenta una nueva edición de la revista El Pajar. “Los oficios tradicionales en el tiempo”, epígrafe de este nuevo monográfico, el número 36, “incluye el espíritu y, sobre todo, el compromiso personal de muchos hombres y mujeres, de numerosos investigadores e investigadoras comprometidos con la cultura popular canaria y su gente desde una óptica multidisciplinar. De la transmisión de esos saberes heredados y del empeño de muchos de los que hoy conformamos esta nueva propuesta que divulga el trabajo de los maestros y maestras de la tierra”, valora Rafael Gómez León, director y coordinador de la publicación. Gómez subraya que “este monográfico encierra un sentimiento, un compromiso con la diversidad y el respeto a la particularidad y enfoques de la realidad humana, por lo que tiene un enorme calado sentimental”.
La publicación, de 370 páginas, cuenta con 41 artículos de distintos investigadores, y está a la venta en diversas librerías de la isla. Este nuevo número mantiene los mismos objetivos que hace tres décadas atrás cuando nació, como es profundizar, investigar y difundir las raíces de la cultura popular canaria.
En esta publicación se ha contado también con la colaboración del Ayuntamiento de La Orotava, Cabildo de Gran Canaria y la FEDAC (Fundación para la Etnografía y Desarrollo de la Artesanía Canaria).
La concejala delegada de Patrimonio Cultural, Delia Escobar, valoró el riguroso trabajo de esta publicación “que más que una revista es una enciclopedia con más de 600 artículos a lo largo de su trayectoria y con múltiples categorías”.
La portada es una estampa de Ignacio Hernández Fariña, Delfina Hernández González y su bisnieta Melody. Ignacio es un hombre apegado a la cumbre, al pastoreo en Las Cañadas siguiendo la tradición familiar, y luego, años más tarde se acercó, de la mano de su suegro, al oficio de la cestería de castañero para sacar adelante a una familia numerosa.