Si de algo puede presumir La Orotava es de museos. Los hay para todos gustos y cada uno custodia tesoros diferentes del patrimonio artístico, histórico, religioso y etnográfico de la Villa.
Lejos de ser concebidos como mausoleos donde se guardan cosas viejas, estos recintos son considerados en la actualidad como espacios para fomentar la cultura y el aprendizaje, en los que se puede interactuar y conocer la riqueza que alberga una ciudad, ya sea material o intangible.
En este sentido, el Museo Etnográfico de Pinolere ha sido pionero. Su componente formativo ha estado presente en la filosofía del recinto desde sus inicios, en el año 2002, ya que fue justamente concebido con este propósito, dar a conocer el modo de vida y las tradiciones de los antiguos habitantes del Valle de La Orotava, para que no se pierdan. En su programación anual se incluyen encuentros con los oficios, juegos tradicionales y la música tradicional canaria en los que participan cada año cientos de escolares.
Fue construido por los vecinos del barrio, quienes cedieron de forma desinteresada a la Asociación Cultural de Pinolere que lo gestiona muchos de los objetos para que estuvieran expuestos. Así, durante el recorrido el usuario puede conocer una era; distintas casas terreras de teja; y tres pajares tradicionales, construcciones de piedra y cubierta vegetal que son símbolo del patrimonio rural de La Orotava. Estos últimos están habilitados en su interior como sala de exposiciones, con una colección única de cestería en Canarias, ya que el barrio fue con siete artesanos un referente en Tenerife en la cestería de castaño.
Además del entorno, hay otros elementos que cautivan la atención, como un huerto de plantas medicinales y una recreación de la única venta antigua que había en el barrio, conocida como ‘la venta de Toribio’, que se pudo reproducir gracias a una antigua fotografía.
EL MÁS VISITADO
Las visitas escolares son una prioridad en su agenda. Quizás por eso en 2015 fue el que más personas registró, un total de 7.822. En cuanto a la afluencia de público le sigue el de Artesanía Iberoamericana-MAIT, con unas 5.000, según datos aportados por sus responsables. Cuenta con una gran exposición permanente, representativa de todas las artesanías iberoamericanas, tanto actuales como desaparecidas, con especial incidencia en la canaria.
Ambas proceden de importantes colecciones cedidas por los organismos patrocinadores, que se suman a las adquiridas por el propio centro y las donaciones particulares. Especial atención llaman los instrumentos musicales populares de España y América y la alfarería popular española. Desde hace algunos días se puede ver la pieza Flower, una copia del banco que la joven artista tinerfeña Romina Rivera creó para el Parlamento de Estrasburgo.
También ofrece varios atractivos para el vecino y el visitante, como rutas guiadas, cursos formativos en artesanía, trabajos de investigación y exposiciones itinerantes. Una de sus iniciativas estrella es Las noches del MAIT, con la que se busca acercar el museo a todas personas de la Isla, dando a conocer el patrimonio cultural desde una perspectiva del entretenimiento, con degustaciones gastronómicas, desfiles de moda, representaciones teatrales y conciertos, y que ha conseguido gran éxito en todas sus ediciones.
También en este caso las rutas a escolares son una actividad muy demandada, igual que en el Museo de las Alfombras, que atrajo el año pasado a 2.400 personas entre turistas y ciudadanos que llegaron a la Villa. Situado junto a la Casa de los Balcones y llevado por la Asociación de Alfombristas, el recinto permite adentrarse en el origen, la historia y todo el proceso de elaboración de los tapices de pétalos de flores y arena, un arte efímero declarado Bien de Interés Cultural (BIC) que seduce cada año a miles de personas durante la celebración de la Infraoctava del Corpus Christi. Asimismo, se pueden ver los elementos, cuadros y bocetos que se utilizan para su confección.
El Museo de Arte Sacro fue el último en abrir sus puertas. Y lo hizo con el fin de organizar en un mismo lugar piezas de mobiliario litúrgico, pinturas, imágenes, vasos sagrados, custodias, ornamentos, cantorales, que se encontraban desde la década de los años 40 del siglo XX en la antigua vivienda parroquial de la iglesia de La Concepción.
RUTA EN DOS IDIOMAS
Este último fue el que menos usuarios consiguió el año pasado, entre 800 y 900. Sin embargo, es el único que incluye una ruta guiada en dos idiomas, de dos horas de duración llamada Tesoros conventuales de La Orotava, que sale de la Oficina de Turismo y concluye en el museo, pasando por numerosos puntos de interés durante el trayecto.
Nadie duda que los cuatro museos son un importante atractivo turístico del municipio y en esa línea se trabaja desde la concejalía que dirige Delia Escobar, en crear nuevos productos que dinamicen su actividad con el fin de que los tesoros que albergan sean conocidos, difundidos y disfrutados por un mayor número de personas cada año.
El Centro de Visitantes Telesforo Bravo, un lugar fundamental
Aunque no está concebido estrictamente como un museo, integra el rico patrimonio de la Villa, ya que permite recorrer la Isla en una doble vertiente, altitudinal (de la costa a la cumbre) e histórica. Se considera una visita casi obligada antes de subir al Teide.
