Sus primeros pasos en la fotografía los inicia utilizando una cámara fotográfica de su padre para captar de forma gráfica sus vivencias personales y los acontecimientos de su vida familiar. Su interés por conseguir nuevos hallazgos formales y estéticos con la cámara la llevó a manipular las fotografías pintándolas con acuarelas o sometiéndolas a virados fotográficos en diversos colores. Tomaba notas acerca de procedimientos fotográficos de laboratorio a partir de la lectura de publicaciones como el Vademécum fotográfico (Madrid 1920), de Juan de Julián y Gómez, el Recetario fotográfico (Barcelona, 1922) y de las principales revistas fotográficas del momento. En una época en la que era escasa la presencia de la mujer en el ámbito de la fotografía en España, Nieves de Lugo dio a conocer sus trabajos en la revista Sombras.
Participó en algunos de los concursos organizados por la revista, publicando entre 1947 y 1949 cuatro de sus fotografías: Fumador, Natura - por la que obtuvo el primer premio en el concurso “Fotografías de sobremesa. Bodegones”-, Humo y figuras y Julián. A principios de los cincuenta colaboró con algunas agrupaciones fotográficas, participando en algunos Salones de fotografía artística celebrados en las islas como el I Salón Nacional de Fotografía Artística celebrado en Santa Cruz de Tenerife (1950); el VIII Salón Nacional de Fotografía Artística, organizado por la Agrupación Fotográfica Canaria en Las Palmas de Gran Canaria (1954) y el IV Salón de Fotografía Artística, de Santa Cruz de Tenerife (1954). Interesada por el retrato, realizó una serie de trabajos sobre rostros de ancianos, destacando igualmente por sus composiciones de bodegones y por sus fotografías construidas a partir de objetos o de diminutas figuras de papel.
En el campo cinematográfico, realizó películas de carácter familiar y algunos documentales entre los que destaca uno dedicado a la confección de alfombras de flores en La Orotava.
Ilustración de Victor Jaubert