Los orígenes de este inmueble se remontan a una ermita documentada en 1608, aunque no ganó la parroquialidad hasta 1681. El edificio actual es resultado de una construcción erigida a partir de ella en 1727, lo que motivó su estructuración con planta de cruz latina, muros de mampuesto, cubiertas de madera y arquerías de medio punto en el crucero. Bendecida en 1747, su ornato actual lo condicionan reformas alentadas en la cabecera cuando finalizaba el siglo XVIII. Se construyó entonces el tabernáculo que la preside, reproducción fiel de una traza debida a José de Betancourt (1783) que complementa un ciclo pictórico con curiosa iconografía y atrevidas perspectivas.
La parroquia conserva un conjunto meritorio de retablos, pinturas y esculturas de los siglos XVII, XVIII y XIX, en su mayoría trabajos locales e importados. Entre los últimos sobresale el Cristo atado a la Columna, distintivo de la religiosidad local que es atribuido al imaginero de Sevilla Pedro Roldán (c. 1688).