Desaparecidos en Rusia: la impronta villera en la División Azul

26/05/2013

Todo comenzó con el hallazgo de una carta. Una misiva que abrió una intensa y larga investigación para conocer la historia de un familiar, de un villero que se equivocó y decidió en segundos su destino por una aventura que lo arrastró apasionadamente a un camino peligroso e incierto en compañía de sus amigos.

Corría el año 1941 en La Orotava, época de dura posguerra y hambrunas en una tierra donde el servicio militar y el seminario se antojaban como las salidas más factibles a la carestía social y económica. El cuartel de San Agustín, una noche de vinos y un regreso que nunca sucedió, fueron el marco temporal y espacial del apasionante relato de Germán Hernández Padrón.

Pedro Luis Pérez Cruz. | DADIARIO DE AVISOS viaja en el tiempo de la mano del maestro e investigador, Pedro Luis Pérez Cruz, para contar la participación de un desaparecido en la División Azul, de la que formó parte en 1942 para luchar con la unidad española de voluntarios en el frente ruso contra los comunistas. “Germán, hermano de mi abuela y miembro de la Banda de Música Municipal, entró al cuartel con 21 años, en busca de una oportunidad para mejorar en la vida. Una noche, tras tomar unos vasos de vino con compañeros del servicio militar, decidieron alistarse en la división de voluntarios españoles para combatir con los nazis en el Frente Oriental contra la Unión Soviética. Sin duda fue un error que marcaría el rumbo de su vida, y por ende, el de su familia”, indica Pérez.

Tras la consulta de diferente documentación en el Archivo Militar de Ávila y varias entrevistas para seguir el rastro de su familiar, el investigador demuestra con informes que algunos orotavenses, como en el caso de Germán Hernández, buscaban con el alistamiento una válvula de escape, en muchas ocasiones carente de ideología política.

Germán Hernández, buscaban con el alistamiento una válvula de escape. | DAFoto: Germán Hernández, buscaban con el alistamiento una válvula de escape. | DA

Así, tras un duro periplo llega al frente ruso en el Decimocuarto Batallón de Relevo el 29 de agosto de 1942, antes de una previa despedida familiar entre sollozos y arrepentimiento. “Estuvo ejerciendo su función militar en la Primera Compañía Antitanques, en la batalla más sangrienta y dura conocida como la contienda de Krasny Bor, en la cual 5.900 españoles equipados con armamento manual hicieron frente a 44.000 soldados del ejército rojo, superior en efectivos y en material bélico”, subraya el maestro.

Después de un tiempo en el conflicto, fue dado por desaparecido en febrero del 43, estableciéndose como hipótesis principal una muerte a bayoneta calada o en un antitanque.

“Una carta que encontré en casa de mi abuela me dio la pista de que un compañero de Germán Hernández, Francisco Mesa Díaz, lo había visto en el frente, y que incluso compartieron cuchara y tertulia. Me sobrecogió este hecho y decidí ahondar aún más en la historia de un muchacho dedicado a la platanera del cuál nadie sabe como murió”, sostiene Pedro Luis Pérez, quién emocionado cuenta también cómo sus familiares esperaban en el año 1954 la llegada del barco Semiramis, fletado por la Cruz Roja para traer a los supervivientes de la batalla.

En la memoria permanece el recuerdo de dos villeros que formaron parte de esa arriesgada empresa que se fundamentó como deber moral por la ayuda de los alemanes en la Guerra Civil y que ocasionó más de 8.000 bajas. Se trata de Daniel Fariña Carballo y Ramón Leal. El final de esta historia se escribió en interrogante. Germán nunca regresó en ese buque.

Fuente: DALaOrotava LUIS F. FEBLES | La Orotava