Tres generaciones de la familia Delgado Alonso, en Pinolere

29/08/2012

Ángela Alonso, a sus 87 años, acompañará a su hijas, Cecilia y Carmen Delgado, a una nueva edición de la Feria de Pinolere, donde ofrecerán sus productos, uno cestos elaborados en mimbre con los que han intentado adaptarse a la demanda, transformándolos en instrumentos útiles para la vida cotidiana.

Cecilia Delgado pertenece a una tercera generación de artesanas que se dedican a la cestería de mimbre en Icod de los Vinos, un arte que empezó por su abuela, que luego mantuvo su madre, Ángela Alonso, y que ahora desarrolla ella y su hermana, Carmen, apoyadas por las sabias manos de su progenitora, que a sus 87 años se niega a dejar lo que ha sido parte de su vida.

A pesar de que esta práctica ha formado parte de la familia, Cecilia duda de que una cuarta generación se haga cargo del relevo, ya que sus hijos han tomado el derrotero de los estudios universitarios, "y ya no disponen de tanto tiempo para estar en el taller".

Estas tres artesanas formarán parte de la expedición de profesionales de todas las islas que se darán cita a partir de mañana, viernes, en la XXVII Feria de Artesanía de Pinolere, de La Orotava, que este año está dedicada al lema "La piel de Canarias".

Pese a que muchos productos artesanos han caído en desuso, Cecilia señala que "hemos ido adaptando y modernizando nuestra oferta, creando cestas de todos los tamaños y convirtiendo nuestros productos en objetos más útiles como lámparas, elementos de decoración o complementos que lleva la gente en las romerías".

Asegura que, "le den la vuelta que le den, un cesto siempre se usa y siempre digo que, cuanto más tiempo y uso tienen, más bonitos se ponen".

Esta familia ya es veterana en Pinolere, una asistencia que para ellas representa "toda una alegría", una cita que, a pesar de estar marcada por las consecuencias de la crisis económica, hasta el punto de que es la primera edición en 27 años en la que los artesanos pagan una cuota, "es toda una incertidumbre, pero siempre digo el dicho de mi madre: hay que saber estar a las verdes y a las maduras". En este sentido, indicó que "debemos pasar entre todos este mal bache, porque hasta ahora no nos habían cobrado".

Incluso, con carácter general, el 2012 está siendo un año muy difícil, en el que las ventas han bajado mucho "y ha sido un año muy negro en ese sentido, pero también pienso que hay que mantener viva la tradición porque sino, lo perdemos para siempre".

Cecilia explicó que de esta profesión no se puede vivir, "pero es importante mantenerla en activo, porque solo ayuda a las economías familiares", pero en mi caso la mantengo porque "forma parte de mi día a día, además de tener ahí a mi madre y a mi hermana y, porque prefiero hacer algo antes que aburrirme. Nosotras no somos de ir a ningún lago y siempre hemos hecho cestos para entretenernos".

La mayor parte de sus productos se venden en ferias de artesanía, aunque también hay quien acude a su taller en la carretera Santa Bárbara, en al calle Tanausú, donde se podrá comprobar, como en los tres días de Pinolere, su forma de trabajar, con una técnica que, según explican, "siempre ha sido la misma, aunque que cada época ha requerido adaptaciones, como después de la Guerra Civil, donde los colores eran los de la bandera. Renovarse no supone que desaparezca una tradición, sino incorporar elementos que la mantienen viva y nos ayudan a lucha y mantenerla".

 

Fuente: El Día (Tachi Izquierdo)