“Doña Elvira, una mujer de monte”

24/03/2013

“...Antes íbamos al monte siempre, íbamos cantando con el jace de leña en la cabeza o el pinocho, íbamos hasta arriba al filo, llegué yo a ir y cuando los días grandes íbamos hasta dos veces a buscar pinocho a la cabeza, veces lo traíamos en jaces y veces en sacos.”  Con estas palabras y con un brillo especial en la mirada, Doña Elvira Pacheco Hernández, vecina de La Florida, La Orotava a sus 89 años nos relataba con total naturalidad lo que fue una práctica común para el campesinado de las medianías del norte de la Isla.

Pues si bien es cierto, la expresión “ir a buscar al monte…” formó parte del vocabulario diario de todo este sector de la población donde el aprovechamiento de los recursos forestales constituyó un medio de vida y una fuente de ingreso relevante. Como muchos de ellos, Doña Elvira Pacheco se levantaba cada mañana sin apenas despuntar las primeras luces del alba para preparar la comida de la familia, “echar” de comer a los animales, calzarse sus lonas desgastadas y encaminar su rumbo hacia el monte para extraer los recursos que éste le brindaba.

Ella misma nos explicaba como hombres y mujeres, día tras día, hiciera sol, lloviera e incluso nevara ascendían por los agrestes senderos y serventías rumbo hacia la fuente de materiales que tanto les proveía: leña para vender a las panaderías o para cocinar en las viviendas, cisco para elaborar el abono, los cujes para transportar el tabaco,  pingas con las que traían el agua de los chorros a las casas, carbón, etc. Aquellos con más suerte acompañaban su senda con las bestias que permitían compartir la carga, otros sin embargo, como Doña Elvira no tenían más que su cabeza y sus piernas como medio de transporte, hecho que ha pasado factura con el paso de los años por cada uno de los huesos de su cuerpo pues muchos fueron los kilos que transportó a lo largo de toda su vida y los temporales que soportó su tersa piel reflejo del duro trabajo desempeñado, llegando incluso a pasar alguna noche refugiada en alguna cueva perdida sin el calor de un buen abrigo, cuando sorprendía la tormenta en medio de la faena. Aún hoy recuerda como en los meses de invierno, cuando llovía, se recolectaba el cisco incluso mojado “…en invierno era más pesado porque claro estaba todo mojado, eso sí que era malo, llegaba una muchas veces empapada a casa…”. O  los meses de verano, en los que aprovechaban las horas de luz para realizar dos trayectos diarios, hablamos pues de jóvenes de incluso doce años que ya se dirigían solas hacia la cumbre en busca de sustento.

Ésta mujer de monte, que tanto empeño y sacrificio realizó a lo largo de su vida  sin tener elección, con el único fin de mantener el sustento de sus familia merece, al igual que muchos de ellos, un especial reconocimiento. En su memoria hemos querido rendir éste pequeño homenaje a todo ese legado social y cultural que compartió con nosotros y que mantiene vivo su recuerdo.


Autora: Delia Escobar Luis. Ingeniero Técnico Agrícola
Reportaje escrito para la sección "Desde la tronera" del Diario de Avisos (sección coordinada por Rafael C. Gómez León de la A.C. Pinolere)

 

 

Foto 1. Doña Elvira Pacheco Hernández. Archivo Familia Pacheco Hernández.
Foto 2. “Ir a buscar al monte…leña, pinocho…” Autor: Samuel García.