Dos de ellas se encuentran en San Antonio y una en Opuntia. Se espera que en un futuro se habiliten dos más
Probosco, siguiendo los principios de desinstitucionalización y bajo el proyecto “Mi casa”, ha reubicado una parte de sus usuarios en viviendas inclusivas en el municipio. Desde 2017, la entidad participa— en coordinación con el Gobierno de Canarias, el IASS (Instituto de Atención Social y Sociosanitaria del Cabildo de Tenerife), el Ayuntamiento de La Orotava y la Federación Plena Inclusión— en el pilotaje planteado a nivel nacional para instaurar un modelo de atención en comunidad, alejándose de otros basados en lo institucional en relación a las personas con discapacidad.
Con el propósito de garantizar la inclusión de personas con discapacidad intelectual con grandes necesidades de apoyo, Probosco ha iniciado la transición de los servicios institucionales a otros basados en la inclusión en la comunidad. De momento, diez personas han cambiado su residencia habitual en dicha institución a dos viviendas adaptadas situadas en el barrio de San Antonio, cedidas por el Ayuntamiento de La Orotava a través de la Concejalía de Bienestar Social, que dirige Belén González Rodríguez.
Existe una tercera vivienda en Opuntia, también cedida por el Ayuntamiento de La Orotava, que acoge a mujeres con discapacidad intelectual de Probosco que presentan menores necesidades de apoyo. En total, se espera que esta iniciativa cuente con cinco viviendas adaptadas situadas por el municipio, dado que la actual residencia reconvertirá sus instalaciones en dos unidades de convivencia para continuar con los principios de desinstitucionalización.
El alcalde de La Orotava, Francisco Linares, junto a la concejala de Bienestar Social, Belén González, visitaron esta semana, por invitación de Probosco, el piso ubicado en Opuntia, y valoraron el éxito y buen resultado del proyecto de esta entidad, y el gran trabajo que realizan con este colectivo, ayudando así a los usuarios y familiares.
El proyecto “Mi casa” está dirigido a personas con grandes necesidades de apoyo, que son aquellas que presentan un funcionamiento intelectual y adaptativo muy limitado, siendo este el perfil de mayoritario de las personas atendidas por esta entidad.
Desde Probosco señalan “los efectos negativos en las personas institucionalizadas, como la pérdida de contacto con la realidad, resultado de la falta de responsabilidades y toma de decisiones en su vida cotidiana, o la distorsión del sentido de la realidad por la pérdida de contacto con la vida exterior”. La interpretación de su vida se basa en los esquemas adquiridos tras años de vivir en ese entorno protegido, y terminan por aceptar las normas sin cuestionarlas, olvidando sus preferencias personales o la capacidad de decidir algo por sí mismas.
La clave del éxito radica en la elaboración de planes individualizados de apoyo, que permiten a las personas atendidas vivir de forma independiente a la vez que cuentan del apoyo profesional necesario. De esta manera se fomenta la autonomía personal. La apuesta por un modelo comunitario requiere también del aprovechamiento de los recursos comunitarios cercanos a las viviendas, tales como zonas comerciales, culturales o de ocio.